Corazón Coraza (uno para el amor).
“Tengo algunas licencias… Me dedique a arreglar el mundo… No tuve hijos, se me fue el tiempo de tener hijos…” (J. Mujica, 2013)
“Y hoy, más que nunca, es preciso soñar. (…). Peleando por ese derecho, viven mis mejores amigos; y por él algunos han dado la vida. (…). Es el testimonio de alguien que cree que la condición humana no está condenada al egoísmo y a la obscena cacería del dinero.” (Galeano, 1990)
Pensando hacia adentro, en una reflexión personal, me planteo cuáles son los límites de la manijuría… es decir, ¿hasta dónde puede uno dar su vida por un ideal? ¿En qué momento uno se desprende de sí mismo, se olvida y posterga su propia felicidad en pos de lo que cree que es correcto hacer…? ¿Está bien hacer esto? ¿Es un deber? (¿Es una elección?)
El amor por el prójimo, el amor libre y des-posesivo de querer el bien común, a veces logra “suplantar” el amor tradicional, unilateral, tradicionalista… Pero dudo que pueda lograr el grado de profundidad emocional que se obtiene de regar día a día y cuidar una relación amorosa con una sola persona…
Sin embargo, la cultura occidental está presentando cada vez menos matrimonios, ya sea legales o por iglesia, como así también, casi consecuentemente, cada vez más gente decide no tener, o al menos postergar tener, hijos. Pero no simplemente porque-sí… sino porque, tal parece, existe una nueva generación de individuos que entiende que tener un hijo y formar una familia implica todo un proceso paralelo absolutamente entendible y honrado, de poseer siempre un trabajo para así poder vestir, alimentar, educar, a sus hijos correctamente. Tal como decía mi abuelo: No se es héroe por tener una familia numerosa, sino por mantenerla. Antes, esto se realizaba de los 20 a los 30 años para así luego tener una “vida segura” tal como lo prometía el pacto social que uno hacia al nacer –sin consulta previa– en sociedad.
Quizás es sólo mi percepción, pero creo que mucha gente de la generación anterior (nuestros padres), llegó a sus 40’s/50’s sintiendo que algo le habían arrebatado, que esto no era lo que él, o ella, soñaba exprimir de la vida… Y, habiendo ya pasado el punto ficticio de no retorno, ya no puede jugarse por nada nuevo, porque tiene una familia que mantener, cuotas de tarjeta de crédito que pagar, y deudas que atravesar…
Ergo, tenemos divorcios, casos de depresión, alcoholismo, drogadicción, vicios de todo tipo, panic-attacks, ansiedad, cada vez más psicólogos y psiquiatras interpretando qué cornos le pasa a tanta gente que no logra disfrutar de la vida, se recetan pastillas, las farmacéuticas se llenan de plata y el problema sigue… y quizás simplemente el sistema no está configurado de forma tal que uno pueda disfrutar de la vida, ni siquiera está configurada de forma tal que permita a uno disfrutar de su propia familia…
Nunca voy a olvidar a mi mamá que, cuando le pregunté con un álbum familiar de esos viejos en la mano, que por qué no se seguía viendo con tooooooda esa gente… Eran todos amigos que aparecían con sus copas en alto y riéndose a carcajadas. Pantalones Oxford, camisas arremangadas, de colores, melenudos, soñadores… ¿porque ya no los veían más? Ella dejó lo que estaba haciendo, me miró, miró para abajo y suspiró… “La vida, gordito mío, la vida pasó…”
Y ahora, la entiendo… y creo que toda mi generación lo entendió… y la mayoría de la gente que conozco de 20 a 30 años está intentando realizarse primero ellos mismos en lo profesional, espiritual, en encontrar, literalmente su lugar en el mundo primero…
No: << Encontrar una carrera y ser “alguien” >> Sino SER alguien primero… y luego ELEGIR una carrera, o un taller, o un curso, o una ruta, un camino…
Pero hay que tener cuidado de no irse de mambo tampoco… Uno a veces se embala en un tren de convicciones que lo llevan a la acción, pero que a su vez hacen que cuando el Amor espera paradito en una estación, el tren no para porque viene con demasiado envión… Y es raro, porque no es que uno no quiera disfrutar y relajarse en la comunión con el otro, en fundirse en uno… es que simplemente NO PUEDE hacerlo, ya olvidó como hacerlo… y cuando el amor finalmente llega, uno lo deja irse, se le escapa de las manos…
“Al fin y al cabo, si ella conociera la verdadera historia o la locura de los proyectos, ¿en qué cambiaría eso las cosas? Ya no hay tiempo de nada. Podría decirle: << No es una venganza personal, ¿comprendes? Esta rabia coincide con la necesidad de venganza de otros millones de hombres, aunque no esté despierta todavía. ¿Comprendes?>> Podría explicarle que los compañeros caídos se le paran delante todo el tiempo. Podría decirle que es preciso nadar para no ahogarse y que no hay otra manera de hacerlo ni de explicarlo. Me vuelvo para pelear contra la corriente, podría decirle, aunque no vea todavía la costa. Y aunque nunca, nunca, vea la costa. Llevo años en esto, y todavía le debo a esto todos los años que me quedan.” (Galeano, 1973)
Es ese sentir, ese pesar –las dos a la vez– de que uno, ante la Verdad de la realidad social, económica y ambiental actual, ya no puede ejercer con la misma serenidad con la que venía de antes, el rol que la sociedad nos propuso seguir (tal como esbocé en el boletín sobre las Causalidades, que nunca están de más).
El loco, el tocado, el despierto, el distinto, el que está harto de que las cosas estén como están, no puede más que arrojarse de lleno en intentar asumir un nuevo rol, el de ciudadano –qué digo ciudadano sino simplemente SER humano- responsable y comprometido con preservar el medio ambiente y los ecosistemas que contiene.
Y vuelvo a preguntarme lo mismo… ¿hasta dónde? ¿Hasta dónde meterse de lleno? ¿Cuándo frenar?
Recuerdo haber encontrado algo de paz en unas palabras del director de “Esoteric Agenda” y “Kymatica”, Ben Stewart: “Entiende que no es una lucha para ser peleada. No se trata de una guerra que se libra. Ningún arma tiene que usarse. Ningún dedo debe ser levantado. La mayoría de la gente se pregunta cómo puede marcar una diferencia. Preguntan que si todo esto es tan simple y toda esta información está disponible, ¿por qué otra persona no ha conquistado sus temores y cambiado el mundo para todos los demás? Este es el más difícil y hermoso dilema que hay que resolver. Tu realidad te afecta a ti y solo a ti.
(…) El mundo entero no necesita ser despertado. No hay ninguna razón para informar a los 6 billones de personas del planeta de este mensaje. Solo es importante que, a nivel personal, aprendas a conquistar los temores de tu interior y aprendas a amar. Cuando veas el origen de tus temores y domines tus emociones, entonces y solo entonces, serás verdaderamente libre…”
Mi abuelo, Jorge Pablo Howard, sostenía que “la economía es una relación de causa y efecto” y pensaba la siguiente UTOPÍA para poder comenzar a recircular el dinero y tener el capital disponible para invertir en todos los cambios que necesitemos. Una UTOPÍA que estoy seguro que la imaginó con los mismos valores frugales de José Mujica.
Mi abuelo decía: “La solución sería rebajar los gastos improductivos del estado, para lo cual hay que tener imaginación… Yo, a través de mi ignorancia, ofrezco algunas ideas que podrían conducir al equilibrio si se tuvieran los (no lo pongo) necesarios para implementarlas. Desde luego, la clase política se opondría a ellas con la vida:
- Reducir el salario presidencial a una cita decorosa pero modesta (total, el presidente vive sin gastar un peso).
- Imponer que ningún funcionario ni empleado del estado (en los tres poderes) electivo o de carrera, en todo el país, pueda superar esa cifra.
- Abolir instantáneamente toda jubilación de privilegio, pasada, presente o futura.
- Nada de asesores, pensiones, gastos reservados, etc. Dos diputados y dos senadores por provincia (uno por la mayoría y otro por la minoría), previo riguroso examen de idoneidad.
Vaya sumando y después me cuenta…” (Howard, 2008)
Listo, me lo solucionó todo, pensé la primera vez que lo leí… Ahora preocupate por vos.
Y me pasa que hoy, no puedo definir << encasillar >> el amor… Porque si trato de definirlo, me pongo a buscar adjetivos que se usan para definir otras cosas y se pierde la magia… Sólo cuando me quedo calladito la boca, cuando hago de cuenta que no sé hablar, o que soy sordomudo, recién ahí me olvido de las definiciones –inalcanzables- y percibo ese calor incalculable, un calor feliz. Y sé, lo intuyo, que ese es el amor.
Y si aprendo a relajarme, para mantener ese calor vivo, quizás no se me escape, y aprenda a convivir con mis ansias indomables de gritar por lo nuevo, y una vida tranquila, leyendo al costado de un arroyo algún libro viejo de alguna novela sin sentido ni contenido informativo más que adjetivos y sinónimos para emociones del alma, con unos troncos haciendo de fuego, y el olorcito a comida que sale de una casa por detrás.
“Y ya sé, también, porque me enteré, porque yo no sabía, que no estamos peleando solamente por un montón de cosas muy grandes y muy nobles. No es que quiera nada para mí, no. Es mucho más sencillo. Y fíjate si sería bruto, digo yo, lo que demoré en enterarme. Años. Años sin saber que también se podía estar en esto por la sonrisa triste de una mujer y por la cintura libre de revólver.” (Galeano, 1973)
“Si un norte se te ha perdido, por el sur anda escondido.” (Galeano, 1973)
Se me permitió, hoy, delirar un poco; será hasta la semana siguiente,
Brian Longstaff.-
Bibliografía
J.P. Howard. “Constantes de Howard. Un vistazo crítico sobre sucesos de nuestra vida diaria.” Primera Edición. Editorial Magdala. Buenos Aires. 2008 – este libro fue escrito por mi abuelo y amigo… en él, uno abre el libro y en la primera carilla dice: “Dedicado a mis nietos, Alexander y Brian.” – de alguna forma extraña siempre lo recuerdo y siempre está su mirada crítica presente en mis palabras, o eso le prometo.
E. Galeano. 1990. “Ser como ellos y otros artículos”. 1era ed. Siglo Veintiuno Editores. Buenos Aires. 2010.
E. Galeano. 1973. “Vagabundo y otros relatos”. 1era ed. Siglo Veintiuno Editores. Buenos Aires. 2012.
Emocionante entrevista con “Pepe” Mujica haciendo click acá.
Fotos de Ojos de Pájaro, arte conciente.
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