La Pampa y el Mundo tendrán…
Frené en la ruta a tomarme unos mates y visualizar el paisaje. No sabía si los verdes acá eran siempre así, o si me estaban tomando el pelo, pero me dejé llevar… Todo era verde, verde alucinógeno, flúor, del estilo de verde que se enciende luego de una tormenta al correrse las nubes y pegar el sol.
Una serpiente andaba por ahí, no podía verla aún. Pero la sentía zigzagueando por ahí. No se mostraba, no se plantaba frente a mí, sino que simplemente andaba por ahí, camuflada de verde por dentro del sotobosque. Quizás andaba removiendo la tierra, cortando ramitas, “preparando el terreno” para lo que vendrá. Yo me sentía parado sobre un disco, perdí noción de dónde estaba. No sé por qué pero me invadió un pensamiento… No hay que dirigir los momentos amargos de la vida, pues “dirigir” es controlar, y controlar es contrario a fluir… los momentos malos deben “digerirse” para poder empoderarnos de ellos y transmutarlos en renacer, en rebrotar, en resurgir…
Creo haberme quedado dormido parado ahí mismo por un instante, y al despertar, sentí a la serpiente desde el matorral, hice una especie de zoom hacia los arbustos mezclados con pastos, piedras y tierra, y ¡ahí estaba…! Me acerque con mi mente hasta estar arriba de ella, como montando su tercer ojo, y la fui siguiendo surcando la tierra negra y fértil, partiendo tallos, removiendo la hojarasca a toda velocidad, hasta llevarme a una cuevecilla donde estaban sus huevos, lustrosos y brillantes, de los cuales comenzaron a nacer docenas de serpientes pequeñísimas, ávidas por salir a seguir removiendo. Me salí de la cueva, la serpiente me siguió ahora a mí –hasta ese disco, o portal, o agujero de gusano, o donde sea que estaba sobre la ruta nacional número nueve– y empezó a dibujar, con su trayectoria, el símbolo del “infinito” por entre mis piernas, yendo y viniendo, yendo y viniendo, hasta que entró a soplar un ventarrón fresco; cerré los ojos y, ¡Pum!, todo se desvaneció y quedo el camino, también infinito, hacia el norte…
Y como esa serpiente de miles de años de longitud que cambia su piel para renovarse, el mundo también está transmutando a través de un recambio de personas cada vez más despiertas.
Si acaso el Karma, la rueda del Ka (todo, todo gira y vuelve), y la reencarnación, una y otra vez de nuestro Ser en nuevas vidas a los fines de aprender a liberarnos de las creencias autoimpuestas y limitantes; y si es real que venimos a este mundo a sanar, y si todo esto es cierto, entonces se podría estar esperando que las cosas realmente cambien en el mundo, por supuesto que para bien, en No-tanto tiempo. Pues son cada vez más las personas que deciden despertar y hacerle frente a sus mambos existenciales para poder así cambiar de piel, romper el cascarón, sacarse el velo de sus ojos, seguir su sueño y desenredar su karma.
Si estar despiertos nos permite tener la humildad de aceptar que debemos sanar, y si sanar nos permite sacarle peso a la mochila del karma, y si la revolución de la conciencia asciende siguiendo una función exponencial ascendente, entonces -si pienso mezclando lógica y espiritualidad, obviedad y sentir- no me queda otra que volver a afirmarles que las cosas Sí van a cambiar, y rápido, en los próximos años. Sencillamente porque a cada nuevo recambio generacional, habrán más seres reencarnados en cuyas vidas pasadas sus asuntos fueron debidamente enfrentados y trascendidos.
Una nueva humanidad florece, y si bien no todos lo ven, ya lo ven el suficiente número de personas, una verdadera masa crítica de seres de luz que vienen a cambiar todo, una minoría que se expande con una técnica infalible: brotar de a poco pero en todos los lugares a la vez. Como un banco de semillas que deja de lado su estado de latencia, como los hongos que cabalgan verticalmente acumulando varios nutrientes que luego le serán cedidos al árbol, como la cristalización del vapor de agua que se aparece como de la nada formando una nube, o como las burbujas en una cacerola hirviendo (que aparecen en toda la cacerola a la vez, en todo el “sistema cacerola”, pero un sistema al fin)
Esa minoría, consciente y despierta, conforman, HOY, una multiplicidad de sucesos simultáneos independientes en todo el sistema Tierra, una verdadera revolución pacífica, al no imponerse, sino que simplemente emerge como una misma realidad que cambia de piel. Como escribí hace unos días, los últimos meses en Santa Rosa, La Pampa, fueron un período de gestación y transmutación muy grande.
De “la ciudad de la furia” me fui escapando, y de la “ciudad del encuentro” me voy abrazando. No puedo ponerme a describir la impronta que tiene ahora mi corazón y mi misión de vida, gracias a la cantidad de almas errantes que se fueron juntando como la nata de la leche. Creo, confío, y estoy seguro, de que un cambio de paradigma comienza así… con grupos de personas que actúan desde la Verdad y en la mayor armonía con la Naturaleza posible.
Y a la llanura y a su amplio cielo semi-esférico, g r a c i a s, por impartirme libre vuelo a mis palabras. Al ave que hoy vuela, le debo mi inspiración. En su libre volar, está mi Musa. La Pampa, tendrá dentro de muy poco, una legión de re-pensadores de lo cotidiano dispuestos a aprovechar el carácter de “ciudad intermedia” que posee su ciudad capital santarroseña, para poder gozar de mayor flexibilidad y adaptabilidad a los cambios. Santa Rosa será una pionera del cambio y su evolución está siendo simultáneamente replicada en todo el mundo, en cada lugar del globo donde haya un grupo de humanos despiertos, motivados y colocados por encima de todo temor.
El mundo se va a sacudir cuando dejemos de vivir en el temor. Al despertar del letargo sistémico, empezamos a vivir el aquí y ahora con todos nuestros sentidos activados y dejamos de temer el futuro. Todo temor surge de lo que pensamos que se nos viene encima en el futuro. . Pero, si sabemos que el futuro saldrá de alguna forma bien por estar viviendo plenamente en el hoy, despiertos, aprovechando todo nuestro potencial humano tratando de vivir frugalmente, honrando a la vida decreciendo pero creciendo en conectividad con mi propio Ser y descubrir que EXPRESARME y DISFRUTAR de lo esencial no cuesta mucho dinero, entonces derrotamos cualquier temor de vivir, y somos libres.
Ahora bien, tengo mis motivos por creer en toda esta sarta de pensamientos mezclados con profundísimos sentires, y es que la vida está llena de magia personal, de causalidades evocadas y sincronicidades esperables, listas ahí a disposición de uno si tan solo estamos dispuestos a creer que tenemos ese Poder… el de crear y recrearnos a nosotros y a nuestra realidad. No nos olvidemos de qué es real (lo que nosotros creamos que es Real).
La vida te mete a veces en agujeros de gusano espirituales. Un aleph de vivencias en un par de días. Porque, sí, es cierto, la vida y la Naturaleza están compuestos por procesos dentro de procesos dentro de más procesos; pero también es cierto que existen a veces explosiones de energía que empujan la evolución de nuestro Ser hacia una determinada dirección a los fines de enfrentarnos con nuestros mambos existenciales. Cortos períodos de tiempo en los que suceden las cosas que tienen que pasar para que se inciten esos procesos dentro de procesos dentro de procesos; como una enzima determinada que altera la energía de activación de las reacciones químicas para iniciar un dominó de “tires y aflojes” de electrones entre átomos para efectuar esas reacciones…
El viaje de Santa Rosa a Salta fue uno de esos microuniversos de tan sólo unos días, en los que llegué a conocerme a mí mismo, sin quedarme otra que hacerme cargo de quien soy, eligiendo con el corazón, pero ojo…, también por descarte, la solitud como estado temporario de reflexión y posterior activación. Tras el cachetazo de la epifanía consumada a mitad de camino, caminé por las calles de Córdoba capital hasta entrar a una librería de barrio con la misma ansiedad que el alcohólico entra a su bar de siempre. Me compro una botella del mejor whiskey escocés, envasado con una etiqueta cuyas letras dicen: “La expresión social de la conciencia planetaria”, lo abro en las primeras páginas y le empino del pico:
“la emergencia de millones de organizaciones de la sociedad civil en el mundo entero constituye el fenómeno social más significativo de nuestros tiempos. Este vasto universo asociativo requiere de reflexión técnica como soporte del proceso de construcción de su propia identidad.”
– Voy bien… hay mucho por hacer – Me digo a mí mismo y le doy un sorbo más…
“el potencial de las organizaciones de la sociedad civil que, en la medida en que sean fieles a su naturaleza profunda –la de ser expresión organizacional de la Conciencia Planetaria- trascenderán su rol actual de actor social para convertirse en actor histórico por excelencia.”
– Somos llamados a luchar por el cambio desde el sentir pero también desde el hacer. Siento que todo pasa por algo y al fin estoy parado frente a mí mismo.
Todo pasa por algo, estoy donde debo estar…
Llegué.
Será hasta el próximo boletín consciente, el cual, posiblemente, de hoy en adelante, sean boletines quincenales de 10 minutos de lectura (en vez de los boletines semanales de 5 minutos de lectura). Decidí calar más hondo con los lectores ya habituados a tomarse el rato para plofferear por la página. Algún día, pronto, el mundo cambiará, hoy me toca tener algún que otro lector y lectora: les prometo eso, mayor profundidad. Tras cuatro años, necesito subirles la apuesta, para el mayor bien colectivo.
Brian Longstaff.-
Bibliografía
Lucio Capalbo y Haleh Maniei. “La expresión social de la conciencia planetaria: Reflexiones sobre los procesos de las organizaciones de la sociedad civil”. Ediciones Ciccus. Buenos Aires, 2007.
Anahata Reiki Cintia Hefner abr 12 , 2015 at 14:47 02Sun, 12 Apr 2015 14:47:32 +000032. /
hermoso tu proceso hermano a crear sonriendo que el corazon esta latiendo…..y vamos q vale la pena estar vivo pueee jajaa me encanto estos sentires. abrazo de jaguar jeje