Buena semana!

Muchas veces les escribo y, queriendo incluir a todos, identifico a mis lectores diciendo “nosotros”, y lo hago en el sentido más abarcativo posible.

Nosotros, los seres humanos, cuya demografía cubre todo el planeta. Nosotros, seres conscientes que podemos pensar a futuro, prosperar… En su libro, “Guerras Climáticas”, Harald Welzer dice que “en ningún otro caso se argumenta en primera persona del plural como en el de las publicaciones sobre el cambio climático y sobre otros problemas ambientales actuales”. (Cuando decimos nosotros causamos esto – nosotros debemos cambiarlo…)

Pero se presenta una dificultad al intentar definir realmente quienes conforman ese nosotros. ¿Somos TODOS? Yo creo que sí… Pero claramente hay mucha gente que va partiendo de condiciones de vida diferentes. Y por ende, se podría comenzar a darle más responsabilidad a una persona sobra otra por su toma de decisiones. Como bien ejemplifica Welzer, no es lo mismo una campesina china que el presidente de la junta directiva de una multinacional energética.

Respondiendo a la pregunta: ¿Quién es “nosotros”?, Welzer opina: “Lo que existe en la realidad son sujetos que pueden contarse por miles de millones, que actúan en contextos culturales extremadamente diversos, con oportunidades económicas y recursos de poder político extremadamente diversos en el seno de comunidades de supervivencia complejas.”

Y remata sereno: “El uso de “nosotros” supone una percepción colectiva de la realidad, y tal cosa no existe, ni siquiera en el contexto de un problema mundial como el del calentamiento global.” Y honestamente me dolió leerlo. Porque si bien uno no puede discutir la objetividad de la frase (somos seres diferentes creciendo y aprendiendo de experiencias diferentes), yo creo que la percepción colectiva puede lograrse, o al menos a eso tendríamos que apuntar nosotros. Suena utópico pensar en un mundo felíz donde todos se lleven bien, se juntan a escuchar música, charlar, trabajar con pasión, positivamente, disfrutando, amando… –¿Pero que dice este pibe?

Digo, que nos olvidamos del poder que tiene la cultura. Lo que un grupo de gente piensa, y cree, se transforma en idea… y las ideas se transforman en acciones, y las acciones se transforman en experiencias que van viviendo los demás. Y la idea, se transforma en cultura. Y la cultura riega lo social y la vida diaria, y quienes somos en el mundo. Y la onda expansiva que se produce en la forma de pensar y actuar en la gente gracias a la cultura es aún mayor hoy en día gracias a las comunicaciones y redes sociales que logramos mantener. Yo creo que las implicancias de esta conexión social reinante actualmente en el mundo todavía no fueron exploradas a fondo y no podemos saber cuan bien podría reaccionar la humanidad ante la necesidad de cambio.

Lo importante es que las ideas se gesten con un sutil trasfondo de buena vibra hacia el bien común. Y creo que ahí existe un nexo para aglomerar el concepto de “nosotros”…

No separados, sino unidos.

“(…) antes de que podamos intentar una curación ecológica, debemos alcanzar una comprensión mutua y un acuerdo mutuo entre nosotros sobre cuál es la mejor manera de proceder colectivamente. (…) el impulso de curación no viene de alentar el encaje funcional, sino de la comprensión mutua. Y esto, (…) depende en primer lugar y sobre todo del crecimiento y la transformación individuales.” – Ken Wilber. Sexo, Ecología y Espiritualidad. El Alma de la Evolución. Ediciones Gaia. España, 2005

Sacando de lado como parámetro de análisis TODA diferencia socioeconómica o profesión, todos podemos actuar con la sutil sensación de beneficiar un poco el entorno, y en un mayor sentido a nuestro Planeta entero. Nuevamente, cada uno desde donde está parado puede aportar algo, ya sea maestra, presidente, madre o padre, comerciante, hijo, hermano, director ejecutivo, obrero, amigo, gerente, mozo, estudiante, ingeniero, barrendero. El ingeniero puede exigir feliz un estudio fiel de impacto ambiental, y el barrendero debe estar orgulloso de limpiar las veredas, de contribuir a reducir la contaminación.

Acá estamos, charlándolo, eso es algo!

Abrazo,

Brian Longstaff.-

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