Tiempo para una revolución.
La semana pasada les propusimos ver un documental corto sobre la situación que nos toca enfrentar/tacklear/solucionar – ¡y no evadir más!-: el cambio climático, sus implicancias en nuestra vida cotidiana y la certeza de un final oscuro si seguimos siendo tan ingenuos y no actuamos para hacernos valer como especie.
Hay algo que comparto con Bill McKibben, y es que yo también –debo admitir– a veces siento que con escribir los boletines para ustedes, y pretendiendo que los lean, ya se puede generar un cambio… pero pareciera que necesitamos aún más para cambiar el curso de nuestra historia y cambiar el mundo. Se necesita concientización, si… pero tiene que ser llevada a la acción, y en masa.
La organización de McKibben, 350.org, llevó a cabo la manifestación socio-ambiental más grande del mundo en el otoño del 2009. Tanta gente… en TODO el mundo, demostró que, independientemente de la profesión, edad, religión, sexo, color y cuanta división ilusoria le quieran poner, el cambio climático nos amenaza a todos por igual.
Me sigue haciendo ruido prender cualquier noticiero en la tele y ver que pasan noticias de un asalto en Estados Unidos en una estación de servicio, mientras en nuestro país se siguen muriendo indígenas por los desmontes a costas de nuestro sistema extractivo. No entiendo que los noticieros me muestren un chimento mediático de cuarta mientras en el mundo la gente grita CAMBIO.
El nombre de la organización de McKibben hace referencia al tope máximo de 350 partes por millón de CO2 disuelto en la atmósfera que puede soportar el planeta, medida que, de sobrepasarse, haría que el clima aumente en 2°C, haciendo que se aumente irreversiblemente la esquizofrenia climática con la consecuente proliferación de aún más desastres naturales y quien sabe cómo terminamos… El trabajo excelente de Bill McKibben se resume en los siguientes conceptos.
Existen 3 números para comprender dónde estamos parados.
2 grados. Siendo este el punto en el que todos aceptan (en el mundo de los tomadores de decisiones) que, de sobrepasarse, el clima entraría a tener una mayor proliferación de casos extremos, que por lo general propician los ingredientes justos para desencadenar más desastres naturales y sus consecuentes migraciones masivas de refugiados ambientales y, por supuesto, las pérdidas económicas implicadas.
El otro número son las toneladas de CO2 disueltos en la atmósfera que necesitamos para NO pasarnos de esos 2 grados. Y ese número son 565 giga toneladas de CO2. Es decir, el CO2 disuelto en la atmosfera absorbe calor, y ese calor eleva la temperatura. Con 565 giga toneladas disueltas en la atmósfera (que los científicos calcularon que tiraríamos a la atmosfera en los próximos 15 años) corremos el riesgo de pasarnos de esos 2ºC de incremento.
El último número, el que te deja pensando al reconocer la verdad y profundidad de relacionar estos 3 números –hacia dónde vamos– es la cantidad de toneladas que existen todavía en las reservas de CO2. Y es que tenemos (bah, digo, las Mega Empresas tienen), 2765 giga toneladas de CO2 en las reservas de la tierra. Es decir, tenemos a nuestra disposición –a disposición del sistema y de quienes nos gobiernan, ya sean gobiernos u empresas– 5 VECES LA CANTITDAD NECESARIA PARA DESBARATAR EL CLIMA Y VOLVERLO LOCO. Y ahí sí que sonamos amigos…
Ahora bien, todos nuestros gobiernos, nos están faltando el respeto en la cara. Porque los países que firmaron el “Acuerdo de COPENHAGEN 2009” ya habían admitido esta situación y ya se habían comprometido a hacer algo al respecto.
“Para lograr el fin último del Convenio de estabilizar la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera a un nivel que prevenga el peligro de interferencia antropocéntrica con el sistema climático, debemos, reconociendo la perspectiva científica que un incremento en la temperatura glabal debe ser menor a los 2 grados Celsius, en base de a la equidad y en el contexto del desarrollo sustentable, mejorar nuestra acción cooperativa en el largo plazo para combatir el cambio climático” – Artículo Nº 1 del Acuerdo.
Ahora bien, según el artículo que publiqué dentro del boletín 106, la ONU dice que ya nos pasamos de esa medida, y que llegamos a las 400 ppm. de CO2 disuelto en la atmósfera (pateando al clima en los años próximos a un aumento de 2,4°C). Y si no nos pasamos, estamos cerca: fíjense esta página de seguimiento de las emisiones de CO2. De todas formas, ya nos alejamos de los 350 ppm que McKibben considera como seguros…
¿Y entonces? ¿Qué hacemos? Cuando vimos el documental con unos amigos nos quedamos pensando y debatiendo en formas para actuar. Se nos ocurrió mostrar el documental en la facultad, comprometernos a hablar del tema con amigos y conocidos. En fin, correr la voz es lo primero. Porque la ignorancia es el peor de los enemigos en esta lucha.
Las palabras que Van Jones (abogado ambientalista, autor y activista de los derechos civiles) dice hacia el final del documental me quedaron resonando en mis pensamientos como un eco…
“Es la lucha épica de este siglo y vamos a lograrlo. Si no lo hacemos no tendremos un vigésimo segundo siglo. Cada vez que se levanta una gran generación, se levanta a base del idealismo. Se levanta basándose en coraje moral y eso es lo que está sucediendo ahora.”
Coraje moral es lo que necesitamos, para reconocer que esto nos afecta a todos, y más aún, reconocer que la solución tiene que venir de todos también. Cambiando nuestros hábitos de consumo, reclamando a nuestros políticos los cambios que queremos, y haciéndonos escuchar a gran escala.
Recuerdo los días en los que salimos por la llanura con nuestras bicicletas a rodar en nombre de la Masa Crítica… y me sentí bien, al imaginar tanta gente pedaleando por la sustentabilidad, haciendo manifiesto que se puede cambiar el estilo de vida.
Ya lo dije alguna vez… no sé cómo se resuelve esto todavía. Pero por ahora solo me resta intentar informar.
Abrazo y hasta la próxima semana,
Brian Longstaff.
Brian Longstaff jul 16 , 2014 at 00:31 12Wed, 16 Jul 2014 00:31:41 +000041. /
http://www.youtube.com/watch?v=RBpmzjql4yU