Soluciones: Movilidad, Descanso y posible Laburo.
Un invento zarpado llegó para revolucionar la movilidad en la ciudad. Empezando por la ciudad… pero permitiéndote desplazar hacia cualquier lado. Ya está. Con esto nos independizamos de Big Oil (El “Gran Hermano”, modelo Petróleo 2.0 que viene manejando la marioneta política alrededor del mundo).
Cuando uno sale a andar en bici, o mejor, cuando uno usa la bicicleta todos los días, para ir y venir del trabajo, la facultad, el supermercado, lo de un amigo, la laguna, el parque, o donde sea (la ruta), hay 3 factores que pueden dificultar nuestro viaje:
1) La lluvia (aunque para algunos esto no representa un problema, sino un momento único, genial, intransferible, personal, de simbiosis con el proceso climático que te envuelve), 2) las subidas y 3) las largas distancias.
Hace un mes, en Dinamarca, se lanzó hacia el mundo “The Copenhagen Wheel”, La Rueda Copenhagen, un dispositivo –inventado por estudiantes del MIT– que se adosa a la rueda trasera para darnos un empujón en las subidas o para descansar un poco cuando pedaleamos a través de trayectos largos. La rueda Copenhagen tiene adentro una batería que se carga con el mismo pedaleo que uno hace. Es una nueva revolución sobre ruedas, una forma de movilizarnos con orgullo, con tecnología aplicada a las necesidades del ser humano. Véanlo funcionar:
Por supuesto, la idea y el producto son nuevos, ergo, es difícil insertarlo en el mercado de movida. Actualmente, sale alrededor de 700 dólares. Independientemente de que a futuro podamos esperar que se abaraten los costos (al haber más gente produciéndolas y más gente queriéndolas comprar, para que deje de ser un producto novedoso, a ser un producto común y corriente, hasta que moverse sustentablemente sea tan habitual como tomar un mate), la rueda Copenhagen sigue siendo más barato que comprar un auto.
Por otro lado, el martes pasado, en Ushuaia (Tierra del Fuego), se inició la construcción de la primera casa autosustentable de Latinoamérica, con energía solar y eólica para obtener electricidad y para mantener la temperatura estable todo el año. Esta casa, además, reciclará sus propios residuos.
La idea surge del visionario y revolucionario arquitecto estadounidense Michael Reynolds, un genio quien varias veces mencioné en ploff.net por su obra personal: las Earthships (“Naves-Tierra”), las cuales empezaron a resonar en el mundo a través de su documental: GARBAGE WARRIOR (“El Guerrero de la Basura”), que se estrenó en el primer festival de cine ambiental de la Argentina, el Green Film Fest. Acá pueden ver el documental, aunque no logro conseguirlo con subtítulos en español.
Según un artículo de Minutouno.com, “la vivienda, diseñada por Reynolds, es un «modelo de supervivencia simple» y consiste en dos construcciones en forma de cilindro de 50 metros cuadrados, fabricadas utilizando cerca de 300 neumáticos, 3.000 latas, 5.000 botellas de plástico y 3.000 de vidrio, entre otros materiales reciclados”. El proyecto lleva el nombre de «Tol-Haru, la Nave Tierra del Fin del Mundo», y está diseñado por la ONG Naturaleza Aplicada a la Tecnología (NAT), bajo la supervisión de Reynolds.
La producción de productos plásticos comienza con la extracción de petróleo de los confines de nuestra corteza terrestre y su posterior destilado para lograr obtener el plástico. Si pensáramos en un ciclo de producción con plásticos reciclados, básicamente se intentaría cerrar el ciclo, al aprovechar los plásticos desechados y reinsertarlos en la producción de nuevos productos.
En noviembre del año pasado, Dave Hakkens, un estudiante holandés graduado en Diseño por la Universidad de Eindhoven, se preocupó mucho por este ciclo, al darse cuenta que las empresas tienen una postura reacia a la hora de usar plásticos reciclados en su producción de nuevos productos. Dave visito muchas fábricas, donde le dijeron que la “eficiencia” de dichos plásticos no alcanzan los estándares de calidad que requieren sus productos. Y Dave se indignó, pero en positivo.
Ante esta situación, Dave diseño un taller artístico de productos plásticos reciclados que puede replicarse en cualquier parte del mundo ya que él decidió publicar gratis las patentes de su taller en internet, para que su idea pueda ser expandida por todo el mundo y así lograr reciclar plásticos de forma local.
A continuación tienen un breve video donde Dave explica y muestra su idea. Imagino municipios de diferentes provincias de nuestro país invirtiendo algo de dinero en esta idea, para generar nuevos puestos de trabajo en talleres vecinales. Re-hacer la sociedad implica buscar nuevas formas de superar lo viejo, de trastocarlo, retocarlo, y amasar nuestro futuro.
El otro día, el llegar a mi laburo, Mica, la chica que atiende el quiosco, estaba separando chapitas de cervezas de la basura… La miro, y le digo: ¿Qué andas haciendo?
Las junto… –me dice- las aplasto con un martillo y hago cortinas…
Ah, mira… (y pensaba, divagaba, sobre el sinfín de formas que tenemos de re-pensarnos)
¿Una nueva sociedad? No es tan difícil si la inventamos nosotros, si nosotros nos sentimos parte del cambio que se viene. Si SOMOS el cambio, las dificultades se terminan disipando como una simple niebla de madrugada.
Me dan ganas de tener una de esas ruedas mágicas, pedalear hasta una de esas casas mágicas en Tierra del Fuego, y conseguirme un laburo mágico. Cambiar la vida de todos. Estamos ahí…
Será hasta el domingo que viene,
Brian Longstaff.-
Bibliografía.
Todas las fotos han sido extraídas de Google.
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