Pido un poco de abstracción. Por un momento. PUM!!! Y fuera al espacio orbitando nuestro planeta por un rato… así de fácil.
Todo está tan mesurado, predictivo, desglosado, desarmado, desalmado, desfragmentado, exhausto, transfigurado y cortado en pequeñísimos píxeles de vida terrenal.
Todo cuanto vemos es solo superficie, carcaza, gamulán, camuflaje. Ocultan la verdad.
Vivimos inmersos en nuestra sociedad, en nuestra realidad y nos olvidamos de vivir, de frenar y de soñar. Los buenos momentos, nacen de la despersonalización del cuerpo, la piel, los tejidos, la corteza, el moho… Al salirse de eso, viene lo bueno. Cuando logran superarse las estructuras, los prejuicios, la competición, las leyes del mercado y todo lo demás, queda lo humano, las relaciones, el confiar otra vez en el otro.
Estamos muy enajenados, tapados hasta arriba de caos cotidiano, de gente desesperada por sobrevivir, porque sobrevivir ya es más que un gasto fijo mensual. Sobrevivir implica también poder mantener vivo el espíritu, no dejarlo apagarse, ni extinguirse, ni ahogarse en las arenas movedizas del ego. Aquella imagen engañosa de quién somos.
Los animales… Ellos parecen tener intenciones verdaderas con cada movimiento que realizan. No dudan… Desde el salto del gato al subir al tapial angosto al Puma pegando un salto natural: medido, justo, certero, sin gasto innecesario de energía.
Sin gasto innecesario de energía… ahí está la filosofía de vivir. Y no es una variación de dejar para mañana lo que puedas hacer hoy, ni mucho menos implica no esforzarse por lograr los objetivos de uno. Pero sí quiere decir estar relajado, sereno, certero, y sin preocuparse demasiado cuando uno no debe estarlo. Preocuparse cuando se tiene que preocupar, abrirse cuando se tiene que abrir, y accionar cuando puede y siente que debe hacerlo.
En definitiva, la verdad va más allá de cualquier palabra. Va más allá de cualquier lenguaje, nación, partido político, religión, color de piel, en fin… cuanta diferenciación primitiva le queramos meter. La geometría de la naturaleza solo te puede deslumbrar, pero nunca racionalizar.
Vuelvo a pedir un poco de abstracción. Es decir, por supuesto que no se bien a qué quiero llegar con todo esto. Pero sí sé que hay gente que siente algún eco con estas palabras que escribo. Y el común denominador siempre es el mismo: una visión de cambio, con cierto sentido de frugalidad, de simpleza, de disfrutar de lo que hago.
“He vivido a través de muchas cosas, y ahora creo haber encontrado lo que se necesita para tener felicidad. Una vida privada y tranquila en el campo, con la posibilidad de ser útil a personas a las que es fácil de hacer el bien, y que no están acostumbrados a recibir ayuda; luego trabajar en lo que creamos que pueda ser de alguna utilidad; después descansar, naturaleza, libros, música, amor por el vecino de uno – tal es mi idea de la felicidad. Y luego, por encima de todo eso, tú por un amigo, e hijos, quizás – ¿qué más puede el corazón de un hombre desear?”[1]
Habiendo cumplido dos años escribiéndoles, siento ganas de seguir haciéndolo, en el marco de una charla de bar, esperando el colectivo, al levantarse a la mañana o en cualquier de esos momentos del día donde uno le permite a la mente ir a jugar por un rato y sentir…
<<¿Qué está bien y qué está mal?>>
Será hasta la semana siguiente!
Brian Longstaff.-
[1] Leo Tolstoy, “Family Happiness” – extraído de “Into The Wild”, Jon Krakauer. First Anchor Books Edition, February 1997. Pág 169.
Alan Reich may 16 , 2013 at 14:40 02Thu, 16 May 2013 14:40:38 +000038. /
Muy bueno!