“Hoy en día, la gente sabe el precio de todo, y el valor de nada.” – Oscar Wilde

Buena semana a todos!

Les paso más abajo un mini documental de media hora llamado KONY 2012, que estuvo circulando la web los últimos meses – tuvo muchas críticas en cuanto a la forma hollywoodense de dar a luz los crímenes contra la humanidad que se producen en Uganda y por la manera de recaudar fondos (típica de las grandes ONG’s). Sin embargo, creo que lo más importante a rescatar del video, es el objetivo de concientizar a la gente, lo cual se evidencia mundialmente al haber miles de personas hablando del tema.

El documental cuenta la historia de Jacob, un chico de Uganda que creció escapando toda su vida de los ejércitos no estatales violentos de su país (liderados por Joseph Kony); ejércitos violentos sin un fin moral, sino lucrativo. Ejércitos que raptan chicos, obligándolos a matar a sus propios padres y a unirse al ejército por la fuerza o tortura de ser necesario.

Niño Soldado de la LRA

Es muy muy muy complicado intentar comprender la situación geopolítica y económica de los países más marginados. Estos ejércitos independientes, son un síntoma de la actual presencia de mercados de violencia en el mundo. El surgimiento de los mercados de violencia se hace posible, en palabras de Harald Welzer, en virtud de la falta o del colapso del monopolio de la violencia estatal, lo cual a su vez lleva a que justamente en condiciones de escasez o de perdida de recursos, los eventuales conflictos que surgen en torno de las tierras, del agua, etc., no se regulen de manera estatal, es decir, legal, sino a través de la violencia directa. (“Guerras Climáticas” Pág. 168)

Y los países se vuelven un caos. Casos como Darfur, Nigeria, Etiopía, Namibia, Ruanda, Congo, y no solo países africanos si no subdesarrollados en general, como varios países sudamericanos, evidencian como la tierra es extraída, degradada, drenada por agentes externos, y miles de aborígenes migran al perder sus tierras, su vida. La particularidad de África, es que la entropía social alcanzó tal punto en el que el uso de la violencia directa es simplemente una forma más rápida de satisfacer los intereses de unos pocos.

“Las guerras permanentes constituyen una forma de violencia con un gran porvenir. Y las consecuencias del cambio climático, que agudizarán los conflictos, ni siquiera están contempladas en los cálculos. (…) ciertas consecuencias del cambio climático, tales como el avance vertiginoso de la desertificación, pueden convertirse muy rápidamente en ocasiones para la violencia que después los grupos de intereses canalizan y explotan de las más diversas maneras.” (“Guerras Climáticas” Pág. 170).

¿De qué intereses estamos hablando? Básicamente, los mercados de violencia se encargan de armar bardo, descontrol y pánico dentro de un país, para así obtener ayuda internacional y lograr un flujo de dinero entrante, el cual es captado a la larga por los ejércitos violentos. (Películas como “Lágrimas del Sol”, “Blood Diamond”, “Lord of War”, “Hotel Ruanda”, “Darfur Ahora” muestran estas realidades, siendo la última un documental muy fuerte)

“En otras palabras: un genocidio en Ruanda genera una disonancia moral en Alemania, y para reducir esa disonancia se hace lo humanamente posible para ayudar a las víctimas… al menos aquellas que en principio lograron salir con vida. Se envían hospitales ambulantes, médicos, enfermeras, medicamentos, mantas, carpas, alimentos –cuyo transporte al lugar en cuestión (…) suele ser muy complicado, cuesta mucho dinero e implica siempre una perdida importante-. Los actores de la violencia saben explotar muy bien ese modo occidental de reducir la disonancia; la explotación llega hasta el punto que las ocasiones para generar disonancias morales en Occidente empiezan a generarse a propósito: se siembra violencia y se cosechan recursos.” (“Guerras Climáticas” Pág. 166 – la negrita es mía)

Genera mucha bronca enterarse de la realidad en el mundo. A mi me gusta escribir. Y a fin de poder ser sincero con el lector, no puedo no escribir acerca de esta realidad. Una realidad que casi la totalidad de la gente ignora –la ignorancia es complicidad-, o simplemente cree no poder hacer nada al respecto. Los medios de comunicación masivas intentan marginar al consciente colectivo de esta realidad. La comunicación puede servir para embaucar, pero también para iluminar.

“Lo huelen? Es el olor de los bastardos… también es el olor de la verdad… Huelo tinta…” – Paul Kemp

Ví una película hace unos días, The Rum Diary (Diario del Ron), la cual es la novela homónima de Hunter S. Thompson (autor también de “Pánico y locura en Las Vegas”) que cuenta la historia del periodista Paul Kemp quien, en 1950, va a trabajar en un diario de San Juan, Puerto Rico, en momentos en el que el capitalismo florecía por influencias externas. Hunter Thompson también fue a trabajar en los 50’s a Puerto Rico, y la historia se mimetiza con su propia vida. Al llegar a Puerto Rico, el personaje de la película es tentado a formar parte de un emprendimiento ilegal de millones de dólares, en el cual empresarios, políticos, y militares ganarían una fortuna poniendo un complejo de hoteles en una isla virgen, sin importar los habitantes de la zona, obligándolos a trabajar ahí, y haciendo que la ciudad entera gire en torno de ella económicamente (tal como pasa con los casinos en ciudades pequeñas).

Para lograr esto, Kemp debía escribir en el diario lo que sea que le pidan. Cuento esto porque lo que siente el personaje es parecido a lo que siento yo también. Lo comparto:

Johnny Depp interpretando a Paul Kemp en The Rum Diary

“Quiero hacerle una promesa a Usted, el lector. Y no sé si podré cumplirla mañana, o incluso el día después de mañana. Pero les aviso a los bastardos de este mundo que sus intereses no me importa ni un poco. Trataré de hablar en pos de mi lector. Esa es mi promesa. Y será una voz hecha de tinta y furia.”

Los dejo con el documental… hasta la semana siguiente:

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