Crear un Orden Social Alternativo e inédito desde la Buena Vibra
“Condenados a ser libres y arrojados a la acción”. Leí esta frase de Jean Paul Sartre escrita sobre un papel rallado A4 pegado sobre la pared de una amiga con la que compartimos tiempo huerteando y sanando los procesos individuales de cada historia de vida a través de reconocernos en el otro, y avanzar…
Y pienso, en la irreverencia de sacarse uno mismo la venda de los ojos; percibir –y comprender de dónde viene– el enojo del ciudadano urbano con otra mirada; trascender a ese primer prejuicio que te sale sin fundamento cada vez que analisás algo nuevo en tu vida (ya sea una vivencia, una conjetura o una persona); comprender el trasfondo cultural que permea el cambio de paradigma que venimos cocinando a fuego lento de olla popular de noche en la laguna luego de una bicicleteada de luna llena; revisar la forma en la cual aparecen y proliferan nuestros pensamientos; analizar qué nos enoja, qué nos da paz (como la mariposa que se acaba de posar sobre mi rodilla, su espiritrompa desenrollada y desorbitada, alimentándose de algún polvo mágico natural): son todos sentipensares que inundan nuestras horas de contemplación una vez que sabemos cómo el sistema nos mantiene mentalmente sobornados. Un sistema que mantenemos nosotros mismos al aceptarlo.
Estar libre de toda esa maraña sistémica es, ciertamente, una condena, pero de la misma forma en la que puede llegar a ser una condena nadar en contra de la corriente; aquel “dolor dulce” del que habla el Yoga. Estar condenado a ser libre es una entrega, un tributo, un sacrificio, un compromiso “de palabra”, sin burocracia ni firmas con aclaración de por medio, a brindar servicio de ayuda y camaradería de nosotros hacia el prójimo, un “prójimo” humano, y el resto del mundo animal, vegetal, acuático, terrestre, volador, de dos, cuatro, seis u ocho patas; servicio para con la biósfera, el manto de vida con el cual vivimos en estado de simbiosis e interpenetración fisiológica tal, que ni percibimos pues sólo importa el vestir, lo pasajero, la moda, lo externo, lo superficial.
Saber la Verdad ecosistémica, social, cultural, económica y política, detrás de una madre joven con cuatro hijos esperando desde las cuatro de la mañana a ser atendida en un hospital público y no hacer nada al respecto, es convertirse en cómplice, y leal súbdito pasivo, de la realidad que pretende transformar a través de una simple crítica. Por esto es que somos “arrojados a la acción” al ser libres de la pantomima de una construcción jerárquica piramidal de la sociedad.
Pero la acción que buscamos hacer para crear un cambio en la realidad, es algo que deberíamos sentir con especial cuidado y, mayormente, BUENA VIBRA… Una acción, desde la práctica a conciencia de una Buena Vibra, sería una reformulación, o un estadio avanzado, evolucionado, de la “no-violencia” practicada con un espectacular coraje moral por seres como Martin Luther King o Gandhi.
Es un pasito más allá de la “no violencia”, porque la no violencia suponía en cierto punto, no accionar, para no buscar la confrontación, lo cual estaba bien dadas las épocas históricas caldeadas en las que sus acciones fueron llevadas a cabo… Pero hoy en día necesitamos accionar pisando fuerte. Crear el Cambio, en vez de dejarnos pasar por arriba por un Cambio infringido por otros. Pero accionar desde la “Buena Vibra”, la cual es, por definición, no-violenta, supone, además, un accionar que funciona como disparador, como una respuesta direccionada a todo aquel que interactúe con la acción. Hacer una huerta comunitaria e ir compartiendo la experiencia con vecinos y enseñarles a mantenerla ellos mismos para comenzar a alimentarse mejor, es un accionar desde la buena vibra.
Bajo ningún concepto podemos dejar que la negatividad, el enojo, el prejuicio y la condescendencia se hagan partícipes de nuestro accionar. Esto ya ha ocurrido anteriormente y sabemos que, dicho coloquialmente, la “mala onda” no sirve de nada… ir al choque, definirnos en torno a nuestra antítesis, no sirve de nada… Tan sólo sostiene y perpetúa la polarización de todo el asunto. Cabe aclarar, por otro lado, que practicar un optimismo basado en una profunda conexión espiritual que sintamos con la Naturaleza, no implica transformarnos en testigos de ningún Capitán Planeta y pregonar puerta a puerta qué es lo que se ha de hacer con sus hábitos de vida. El optimismo basado en una buena vibra direccionada con toda nuestra intención y poder personal, es un concepto que invita a un torrente de buenas acciones que pueden llegar a cambiar el mundo en caso de darse la correcta cadena de favores.
Pero para poder ejercer una buena vibra en nuestras acciones de realización personal es sabio primero recorrer un período de introspección profunda y pasar la noche del alma donde tod@s nuestr@s EGOS se reúnen alrededor del fuego y, ahí, los egos, basados en suposiciones (primero ajenas, luego personales, o al revés, da igual), quedan reducidos en cenizas para que quede la esencia de nuestro Ser purgado de toda creencia irreal, fundada en ficción. Cuando enfrentamos nuestros egos, y les informamos que ya no los necesitamos más, dejamos automáticamente de tener miedo (en todas sus formas). En nuestro proceso personal de aprendizaje hay que ir viendo qué egos fueron muriendo, para luego saber reconocer nuestras actitudes de enojo, violencia, incomodidad o inconformidad y algunos varios etcéteras. Aprender a conocernos para rescatarnos a tiempo.
Y entonces me pasa, que abro los ojos y presto atención a Todo. Todo lo que siento, todo lo que percibo, veo, escucho, huelo, toco, converso, entiendo, pienso, sueño y repienso… y empiezo a atar cabos, a tejer los eventos que en un principio parecen desconectados, empiezo a permitirme reconocer a las causalidades como una manifestación de mi propio poder personal, y lo interpreto a todo como una hermosa magia que nos da la vida, la biología, la mente y el corazón. Al mirar de esta manera, al percibir proactivamente, no paso por alto ningún encuentro que tenga con una persona.
Como la Dani, la corajuda amiga salteña que pega a Sartre en su pared, que está elaborando ideas para su tesis sobre espacios comunitarios autogestionados… Charlar con ella es apasionante por su grado de compromiso en desbaratar las mentiras del negocio internacional alimentario. En su voz retumba el eco de aquellos mártires de la movida local ambientalista santarroseña que conozco bien… En su fuerza, reverberan las ansias de no sentirse sola en su búsqueda y la necesidad de buscar consenso en su sentir, que le dice que las organizaciones comunitarias emergen en respuesta a la falta total de aptitud por parte de los estados gubernamentales del mundo de representar al conjunto, al Todo, y no al interés personalizado y centralizado.
Y me pasa, por ejemplo, que abro un libro, al azar, uno que agarro a la pasada, al salir de casa para tener algo para leer durante los treinta y cinco minutos que dura la fila del “rapipago” del centro (pagar los impuestos, sigue siendo una pérdida de tiempo mil seiscientos kilómetros al norte aquí en Latinoamérica. Lo interesante, es ganar esa batalla temporal convirtiendo la espera en tiempo de calidad. Un libro me resulta eficiente, meditar es más difícil sintiendo la tensión emocional del lugar. Es serio… que no sepamos qué hacer durante media hora con nosotros mismos. Ojo con esto…).
Manoteo “La expresión social de la conciencia planetaria”, aquel libro que descorché en el agujero de gusano que atravesé al pasar por Córdoba, y encuentro una frase de Farzam Arbab que era la respuesta que no supe darle a Dani:
“Las organizaciones comunitarias se comenzarían a definir a sí mismas como un fenómeno social significativo que tendría, al menos en América Latina, efectos visibles y duraderos. Frente a la burocracia e ineficiencia estatal, y la falta de sentido del bien común del sector ´privado, nacen las organizaciones comunitarias, como manifestación de los movimientos populares. Su misión común sería, para este autor, revertir las fuerzas desintegradoras y la búsqueda de un orden social alternativo, el deseo de cambiar la sociedad.
Las democracias formales o no nominales no dejan de ser autoritarias. So, en última instancia, una distorsión caricaturesca de la participación, si como lo señala Cambra Bassols, estudios europeos indican que sólo el 5% vota con algún conocimiento de las plataformas políticas de los candidatos, mientras que el 95% es simplemente manipulado por la imagen mediática y la propaganda.
(…) la necesidad de un número creciente de personas de encausar sus energías ocupacionales dentro de espacios organizacionales que les permitan cubrir su necesidad de subsistencia, pero en el contexto de objetivos que brinden, a su vez, sentido para sus vidas.
Sin embargo, este número creciente de personas que se ingenian para unificar su actividad de subsistencia con la actividad que les brinda sentido existencial, es un signo más de un expansivo estado de conciencia, que hace que el dedicar la mayor parte de las horas de vigilia a una labor rutinizada y alienante, organizada en función de intereses establecidos por otros –por el sólo hecho de necesitar un ingreso- resulte cada vez más insoportable.
(…) aunque la crisis pragmática actúa sin lugar a dudas, como un poderoso catalizador para el seguimiento de las organizaciones comunitarias, debemos aún preguntarnos si existe un impulso a un más profundo, propio, proactivo y no meramente reactivo para explicarlo, como lo insinúa Arbab cuando señala que su función es, no sólo revertir fuerzas desintegradoras, sino crear un orden social alternativo e inédito.”
Ahí va… Ahí está… usar una deliberada buena vibra que surja desde nuestra actitud, para crear un orden social alternativo e inédito. Y hacer red… es decir, levantar nuestro ánimo de ese encierro que tenemos en nosotros mismos, y mirar al universo de personas que ya están pulsando un nuevo porvenir para toda la humanidad y unir nuestras acciones con ellos. Al levantar la mirada, encontramos una “Red de Huerteros” que produce sus propias semillas, organizándose en Tucumán, por lo que sabemos que existen huerteros más allá de nuestras barreras limítrofes ficticias interprovinciales. GENTE, que siente y actúa, y no que reprime y tan sólo critica. GENTE, que está ahí nomás, y cree en lo mismo que vos…
Bajando un poco más al suroeste, en Mendoza, existe una Ecoaldea que está emergiendo siguiendo las prácticas de Michael Reynolds (un biólogo argentino se pasó desde sus 20 hasta sus 30 años laburando en Estados Unidos y al trabajar con él decidió aplicar lo aprendido en Argentina). Y escuché también por ahí que en Bolivia se hizo la Primera Cumbre Internacional de la Espiritualidad de los Pueblos Indígenas del Continente. Mirar a tu alrededor y relajarte al saber que no estamos solos. “La Era de las Comunidades” ya está enraizando su Verdad en el HOY, una época de transición entre un sistema urbano y extractivo y un sistema neo-rural de transición entre nuestros errores previos de gestión natural y una forma diferente de vivir en un planeta realmente libre de la condena de sentirse obligado a ser parte de una revolución.
Lindos tiempos los que se vienen…
Será hasta el próximo boletín,
Brian Longstaff.
Bibliografía
Lucio Capalbo y Haleh Maniei. “La expresión social de la conciencia planetaria: Reflexiones sobre los procesos de las organizaciones de la sociedad civil”. Ediciones Ciccus. Buenos Aires, 2007.
La primera foto es la tapa de un discazo elevador de un joven guitarrista ruso. Lo pueden escuchar haciendo click acá. El resto de las fotos son de Google, menos la del abrazo huertero que fue sacada por mí.
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