Una invitación a replantearse a uno mismo.
Mi hermano compartió conmigo este artículo, donde una enfermera registra los arrepentimientos más comunes por parte de gente que está a punto de morir. Las frases que ella más escuchó fueron:
1) Ojalá hubiese tenido el coraje de vivir una vida verdadera para conmigo mismo, y no la vida que otros esperaban de mí.
2) Ojalá no hubiese trabajado tanto.
3) Ojalá hubiese tenido el coraje para expresar lo que siento.
4) Ojalá hubiese mantenido mayor contacto con mis amigos.
5) Ojalá me hubiese permitido ser feliz.
Lo interesante de estas viñetas, es pensar que estas frases fueron denominadores comunes en varios encuestados. Son puntos en común de varios seres humanos, que coinciden en cosas tan sencillas como ser que tendrían que haberse permitido ser felices, frecuentar amigos, decir y hacer lo que sentían, y no pasarse la vida sumida en el trabajo.
De chicos, nos parecían obvias estas conclusiones… ni las pensábamos, las vivíamos. Porque cuando somos chicos, ni la rutina, ni el destino, ni el qué dirán están sólidamente instalados en nuestro Ser. Pero a medida que crecemos, la vida en sociedad impone sus requisitos, y tenemos que salir a cumplirlos, dejando de lado nuestro ser más innato, profundo, salvaje, para ser educados por nuestra sociedad (para amoldarnos a ella). Se alteran nuestros sentidos.
Es por esto que la gente grande rezonga cuando pisa un charco de agua, o lo esquiva, mientras que cuando éramos chicos, éramos capaces de ir corriendo y saltar en él, riéndonos a pleno… poco nos importaba mojarnos la ropa, salvo a mamá que pensaba en el jabón en polvo que tenía comprar, pero antes había que comprar una lavadora nueva, la vieja ya no funciona, obsolencia planificada, encima no cobré el aguinaldo todavía…
Esos denominadores comunes son una invitación a que nos replanteemos qué estamos haciendo de nuestras vidas. ¿Hace falta llegar al final de nuestros días para darnos cuenta de lo que deberíamos haber hecho?
Ciertamente no… habría que darnos cuenta antes, o incluso replanteárnoslo todos los días al levantarnos de la cama, al llegar al baño, prender la ducha y mirarnos al espejo, ¿estoy haciendo lo que quiero hacer en estos días? ¿Lo que voy a hacer HOY, me ayuda a acercarme a ser lo que quiero Ser MAÑANA?
Si la respuesta es Sí, entonces bárbaro… pero si te miras al espejo, y tardas en decir que sí… o ya con solo mirar sabes que la respuesta es No (no estoy haciendo lo que quiero de mi vida), entonces tenés que concentrar todas tus fuerzas y energías en CAMBIAR tu rutina y tu estilo de vida, sin antes cambiar (o definir) tus verdaderos objetivos, lo que realmente te motiva.
Y sea lo que sea que decidas, no importa CÓMO lo hagas, ni cuánto tiempo te va a tomar hacerlo, ni los obstáculos que puedas llegar a encontrarte. Simplemente hay que agarrar y jugarse por hacer lo que uno quiera hacer con el corazón, por más cliché que suene, es así. Una vez leí (y me quedó grabado):
“Podemos escoger, pero no podemos saber si nuestras elecciones gozarán de éxito. La belleza de este proceso es que, cuando decidimos ver las cosas espiritualmente, ya no nos interesa predecir. Nos convertimos en un todo con nuestra alma.” (Dr. Fred Alan Wolf, 2002)
En mi caso, tardé en darme cuenta que lo que realmente amaba en la vida era leer y escribir.
Un gran amigo una vez me compartió unas palabras de Carl Sagan, a quien siempre admiré:
“Qué cosa más espectacular que es un libro. Es un objeto chato, hecho de un árbol, con partes flexibles sobre las cuales tienen impresas graciosos garabatos oscuros. Pero sólo darle una mirada y estás adentro de la mente de otra persona, quizás alguien que lleva muerto más de miles de años. A través de milenios, un autor te está hablando claramente y silenciosamente dentro de tu cabeza, directamente a vos. Escribir quizás sea la invención más grande del ser humano, vinculando a personas que nunca se conocieron, ciudadanos de épocas distantes. Los libros rompen las cadenas del tiempo. Los libros son la prueba de que los humanos son capaces de hacer magia.”
Independientemente de los libros, lo que quiero hacer llegar es que habiéndome puesto a leer y a escribir, se me fueron dando, solas, un montón de situaciones que me fueron abriendo puertas y haciéndome conocer a la gente indicada siempre –o casi siempre; siempre hay un porcentaje de pérdida-, permitiéndome seguir adentrándome más y más en las cosas que me apasionan hacer.
Y se fue dando todo cuando me salí de mi propio contexto, de donde estaba parado, y jugué a reinventarme. Y una vez que lo haces, también hay que estar preparado para volverlo a hacer, porque poder reinventarse lo es todo, de la exacta misma forma en la que la naturaleza y todos sus componentes se relacionan entre sí, introduciendo pequeños cambios a través del tiempo destinados a tejer una red más imbricada, entretejida, interrelacionada y compleja. Más profunda…
Mientras lo piensan, estas imágenes astronómicas los pueden ayudar bastante a tomar la tangente por un rato y despegarse del día.
Será hasta la semana próxima,
Saludos,
Brian Longstaff.-
Bibliografía.
Fred Alan Wolf. 2002. La nueva alquimia de la vida. Editorial Océano. Barcelona, España. 2008. Pág. 163.
Todas las imágenes fueron extraídas de Google.
Seba, gracias por la frase de Carl; y Lizzie, gracias por el link cósmico. =)
Nico Catalan ago 19 , 2013 at 00:46 12Mon, 19 Aug 2013 00:46:42 +000042. /
Terrible hermanooo!
Miguel Angel Guerrero dic 16 , 2014 at 22:05 10Tue, 16 Dec 2014 22:05:51 +000051. /
Me gusto….!!!