Acuñando conceptos.
Entropía, medio ambiente y sociedad… ¿Se pueden mezclar? Algunos creen que sí.
Pero, estos intrépidos re-pensadores de lo cotidiano suelen ser considerados unos locos por pensar diferente que aquellos profesionales cuadrados y superficiales que se olvidan del valor intrínseco de la Ciencia: conocernos a nosotros mismos, comprender cómo perpetuemos nuestra existencia y dónde estamos parados en esta sopa de elementos químicos.
Pero no… nos tildan de sociólogos truchos, de limados… Biólogos, geólogos, físicos, químicos, ingenieros, científicos, voladores… Intelectuales revirados hacia el bien común (y ciertamente no caretas, sino comprometidos con la vida misma). Por supuesto que una mirada global de las problemáticas ambientales no es algo que le atañe sólo al mundo científico: le incumbe a absolutamente todas las carreras universitarias que se dicten en las universidades, y ergo, a todas las profesiones, cargos, oficios y trabajos habidos y por haber. Simplemente tener en cuenta el medio ambiente, conocer cómo funciona el hogar común donde ejerzo mi profesión.
Hace poco leí, en un artículo de un blogspot de una asesora ambiental española que decía que “los seres humanos son las únicas criaturas conocidas que poseen dos contenidos exclusivos: inteligencia funcional y ego; el ego influye totalmente sobre la inteligencia pero la inteligencia no puede actuar sobre el ego. Lo único que puede actuar sobre el ego es la reflexión, la introspección, la observación de todo (del entorno, de los pensamientos de uno y mucho más) y la atención libre de condicionamientos.”
Básicamente, << Atenti con esto >> el ego dirige los fines buscados por la inteligencia funcional. Nuestra postura de creernos dueños del mundo, permitió el avance de las tecnologías extractivas a escala masiva, planetaria. Y, en nuestra soberbia, con un ego inflado, terminamos por haber aplicado mal esa inteligencia funcional.
En cambio, la inteligencia no puede actuar sobre el ego porque existe gente inteligente que es, cómo decirlo, ¿mala-gente quizás? A ver, veámoslo así: hay por ahí dando vueltas unos pocos de cientos de personas, muy inteligentes, disfrutando cómo otros billones se quiebran jugando a la especulación financiara, los dueños de los grandes grandísimos bancos, que son inteligentes… pero que el ego ya lo tienen transformado a tal nivel, que hicieron cualquiera…
Es la inteligencia emocional la que nos permite reflexionar, ponernos introspectivos, y observar absolutamente todo con lo que nos interrelacionamos en el día a día… una inteligencia que se cultiva desde el sentir, desde el callar y escuchar, desde poder serenarse… Lograr que nuestros pensamientos no estén agitados todo el tiempo. Y re-pensar-nos…
Porque si la Teoría de Gaia nos deja algo, es aceptar que la Tierra, nuestro planeta, se comporta como un sistema vivo, un organismo que se autorregula. La biosfera y todo lo que contiene –incluidos nosotros, por supuesto– interacciona con el planeta entero, permitiendo que prevalezcan climas diferentes en todo el mundo, pero aptos para la vida. Si el planeta es un organismo, es el huésped que nos permite auto-germinarnos, crecer, multiplicarnos y comer, comer, comer todo lo que tengamos a mano…
Si pensáramos a las sociedades y sus ciudades, y lo analizamos como a un SISTEMA SOCIAL, entonces notamos que ese sistema social tiene un metabolismo definido, ineficiente, en el cual consume recursos naturales, los transforma, los consume y los desecha otra vez sobre el medio ambiente, pero de forma tal que nuestros desechos perduran como desechos durante años, contaminando todo…
Para IMPACTAR MENOS sobre el medio ambiente, debemos lograr que ese METABOLISMO SOCIAL posea la mejor eficiencia posible en todos sus procesos relacionados a: energía, tratamiento de efluentes, reciclaje, materias primas, agua, alimentos, ABSOLUTAMENTE TODO.
Si tuviese que acuñar el concepto de ENTROPÍA SOCIAL, lo intentaría esbozar por este lado: la complejidad lograda en nuestros sistemas sociales (los altos niveles de especificidad) fue adquirida a costas de la ALIENACIÓN del individuo, lo cual a su vez representa para este, un aumento en el caos en su sentir, pensar, y hacer (un alejamiento de la integridad sinérgica del espíritu–mente–cuerpo)
Ahora bien… ¿se puede medir esto? La verdad, es que no lo sé… pero sí se puede evidenciar. La errónea gestión de nuestros recursos naturales, implica una disociación con la naturaleza. Y no reconocer la simple verdad de que somos naturaleza, es estar de alguna forma enfermos. Ya habíamos hecho un acercamiento a este tema hace dos años atrás, cuando mezclamos un poco de termodinámica en el análisis de quiénes somos nosotros. (pueden leer ese boletín acá)
Marcelino Cerejido, doctor en medicina por la U.B.A., sostiene que “la principal estrategia humana consiste en entender dinámicamente: La estrategia principal de otro de los grumos/organismos, el ser humano, no consiste en instalarse en los desiertos ni en trepar altas montañas, sino en conocer y, sobre todo, en saber de antemano. Este ser humano no puede vivir de la luz solar como los cactus, ni digerir pastos como las cabras; tampoco tiene la fuerza de un elefante, ni las garras de un oso, ni los colmillos de un león, ni la agilidad de un mono, ni sortea peligros volando como los pájaros. Pero su mente puede hacerse una idea de lo que está sucediendo, extrapolarlo para imaginar lo que sucederá en el futuro, y usar todo ese conocimiento para ir diseñando maneras de salir airoso de cada circunstancia.”
“(…) Desde las algas marinas hasta las ovejas, desde el hombre hasta el sauce y desde los artrópodos hasta las bacterias que aparecen luego de la putrefacción de los cadáveres y pueden partir las moléculas de los cuernos y pezuñas, los seres vivos dependen unos de otros. Desde este punto de vista, la vida puede considerarse una forma especial del flujo de materia y energía, una maraña de procesos en la que todos los seres vivos ocupan un lugar en las cadenas de intercambio cíclico. Más aún: la creación misma de la vida en el planeta fue el fruto de ese fluir.” – M. Cerejido.
Y quisiera agregar unas palabras del gran filósofo Erich Fromm de su libro “Del Tener al Ser”:
“(…) la firmeza que tenga la posición del hombre en el mundo dependerá de si es suficiente su percepción de la realidad. Cuanto menos lo sea, tanto más desorientado estará, más inseguro y, en consecuencia, más necesitado de ídolos ante los cuales inclinarse buscando seguridad. Cuanto mayor sea su percepción de la realidad, más independiente y libre será y en mayor medida podrá encontrar dentro de sí mismo su propio equilibrio. El hombre es como Anteo, que se cargaba de energía tocando la madre tierra, de modo que su enemigo sólo pudo matarlo manteniéndolo elevado en el aire el tiempo suficiente…”
La semana que viene, veremos algunas formas de hacernos más eficientes, como individuos… qué se está haciendo…
Sin más, un saludo, y como siempre, recordemos que no estamos hablando de “ambientalismo”, sino de cambiar el mundo.
Brian Longstaff.
Bibliografía:
M. Cerejido. Elogio del desequilibrio. Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores, 2009.
E. Fromm. Del Tener al ser – lo tengo prestado, así que no recuerdo la editorial!
La fotos las saque de Google, menos una de Liniers que no la encontraba y le saque foto!, la de los planetas – un Genio Liniers.
Agustin Estala may 04 , 2014 at 19:23 07Sun, 04 May 2014 19:23:26 +000026. /
Boletin atamente debatible y copado para encarar con el enfoque de cualquier disciplina y que as su vez atraviesa a muchos tipos de sociedad.