BA 251 – Biodiversidad Arbórea Real
Pasar de la teoría a práctica no es, para nada, un emprendimiento fácil. Quiero compartirles un proceso… de cómo logramos una biodiversidad arbórea real, a través de la amistad y el servicio forestal rural. Un proceso de aprendizaje, donde las matemáticas no son lo más importante, pero aún así voy a tener que incluirlas de la manera más suave, entendible y simple que pueda.
En la universidad, me bajaban la nota de mis finales por hablar con vocabulario poco técnico… “tenés que hablar como un INGENIERO”, me llegaron a decir… (¡Ja!… ¿Ja…?) Para mí, un gran cumplido… porque es de gran significancia saber “bajar el lenguaje técnico-académico” a una forma de hablar que pueda ser entendida por todas y todos los vecinos y vecinas, que luego podrán reclamar sus derechos ambientales, en función de qué tan bien sabemos nosotros comunicar las cosas. Si el “conocimiento es poder”, entonces estoy totalmente en contra del “encanutamiento” del conocimiento (concepto a abordar en un futuro ensayo acerca de la mediocridad en la docencia).
De los años de universidad –extensos- recuerdo lo abstractos que me parecían calcular algunos índices, sin poder percibir tangiblemente lo que esos índices demostraban. Nos daban una tabla de Excel con datos, pero era muy difícil sentir algo con esos números en esas celdas infinitas. Así, hablar de biodiversidad era para mí un concepto vago, impreciso…
Hasta que me tocó salir a contar árboles…
Y antes que salir a contarlos, tener que conocerlos, observarlos, hasta reconocerlos como vecinos-abuelos. Ahí fui entendiendo que calcular un índice de biodiversidad es un proceso complejo. Llegar “al punto de hacer el cálculo”, no pudo haber sido la tarea de una sola persona, no. El accionar colaborativo y cooperativo entre actores sociales clave es de mayor esencia para lograr algunos objetivos en plazos conseguibles. En nuestro caso, queríamos reforestar lo antes posible un casco de estancia en recuperación, para poder tener cierto reparo para habitarlo, como así también para visualizar algunos espacios a futuro, comenzando por la huerta.
Nuestro equipo de forestación, está conformado por Lucas Ventimiglia (futuro Técnico en Producción Vegetal Intensiva, UNLPam) y Carlos Ezequiel Benvenuto Manarin (Técnico en Producción Vegetal Intensiva e Ingeniero en Recursos Naturales y Medio Ambiente, UNLPam; actualmente viverista del Vivero Forestal Provincial, ubicado en la ciudad de Santa Rosa, La Pampa).
Con ellos, fuimos pensando en diseños forestales a futuro para la parte “macro” del campo (las 360 ha. que lo componen). Combinando y conectando los sectores de “bajos” (ojos de agua) y “lomadas” (montes o médanos de pasto puna), es que nuestro proyecto tiene contemplado un “Macro-Plan de Re-Forestación” que busca aportar todos los beneficios en materia de servicios ecosistémicos que le aporta al terreno comenzar a hacer crecer árboles, por nombrar algunos:
– belleza escénica,
– conexión espiritual,
– sombreo para el ganado,
– más diversidad floral para las abejas,
– captación de carbono en el suelo,
– mayor absorción y retención de agua,
– mayor captación de agua de escorrentía en forma de infiltración durante eventos climatológicos extremos, como grandes inundaciones, formando así un sistema ‘buffer’, etc.
Referencias:
1) Triple Cortina
2) Senderismo para Ganado
3) Cortina de Entrada
4) Bosque de Nativas
Pero para poder encarar un proyecto forestal de tal envergadura falta tiempo… y se decidió ir de a poco, comenzando de adentro hacia afuera, es decir, reforestando el casco primero, embellecerlo, dotarlo de funciones ecosistémicas (los “servicios” propiamente dichos mencionados muy por encima recién), para luego ver hacia donde seguimos. El proceso de toma de decisiones fue un largo proceso de co-construcción de inteligencia colaborativa, que fui anotando en mi bitácora de viaje interno. Trataré de resumir lo inresumible, para luego llegar al cálculo final de biodiversidad arbórea.
Primero, en carácter de “amigos de la casa”, vinieron el fin de semana del sábado 3 y domingo 4 de octubre del 2020 (a las 3 semanas de estar yo viviendo “en territorio”), junto con otros dos amigos, Gonzalo Goñi y Lihuel Peinetti (los 4 son miembros del equipo de consultoría de Ploff.net). Juntos, se pudo aprovechar la sinergia del trabajo de equipo y hacer en dos días lo que a mí me hubiese costado dos semanas hacer solo, ¡o más!
¡Me acuerdo de ese fin de semana como si fuese ayer! Me terminé limitando a acercarles agua a todos para que no se deshidraten… para cualquier lugar donde mirabas había alguien haciendo algo.
Se despejó de malezas y residuos todo el sector de “detrás de la casa”; se salvaron 56 árboles (desmalezado, abonado, aporcado, riego y tutorado) de las cortinas forestales sur y este (a la vez que se retiraron los viejos sistemas de riego compuestos por cañerías de plástico negro semimaleable que se acopiaron en el galpón), las cuales no fueron tan bien dimensionadas y trasplantadas por otra persona en el año 2019 (estaban MUY juntas unas de otras), reconociéndose 11 especies (olmo, eucaliptus viminalis, ciprés leilandi, tuya, álamo plateado, álamo de copa, aguaribay, sauce, pino, acacia y casuarina); se mejoró la compostera; se quemaron residuos vegetales; se pasó la motoguadaña por todo el sur y el oeste del casco, pasando por las cortinas forestales y estableciendo un par de senderos entre el “pastizal del casco”; se armaron dos bancales y se trasplantaron 200 cebollas, estos dos bancales siguen en uso hasta el día de hoy; se hicieron varias podas “en altura” con motosierra, y trozado de leña fina y mediana; se improvisó un plantinero/invernadero con un pedazo de alimentador de ganado (una estructura de hierro soldada, semicircular, puesta “de canto” y recubierta con nylon) que sirvió para zafar la primera temporada.
En fin, sobrados motivos para dedicarles estas líneas a los 4 fantásticos.
En esos días, en plena primavera del 2020, Ezequiel nos recomendó anotarnos en el Plan de Reforestación del Vivero Forestal Provincial – que existe a través del vivero para productores rurales registrados en planes de forestación-, al cual estamos anotados hasta el día de hoy para aprovechar el 60% de descuento en la compra de un máximo de 500 plantas por año.
Hacia el verano, Lucas y Ezequiel volvieron, en carácter de realizar algunos trabajos puntuales, como la extracción de 5 olmos (3 que “crecían hacia el techo”, poniendo en peligro la ampliación de la galería, y otros 2 que estaban muertos “en pie”) y 5 “podas preventivas en altura”. La destreza y las capacidades de estos amantes de la gestión del mantenimiento forestal es digna de monumento en plazas en un futuro utópico de mi mente. Ojalá algún día se pueda coordinar algún tipo de taller o encuentro donde puedan compartir sus saberes, vivencias y experiencias.
De esta manera, nuestro equipo de forestación había trabajado con nosotros en dos impulsos. El primero en carácter de “ayudar a un amigo que se acababa de mudar”; y el segundo impulso, en carácter de “trabajos forestales rurales individuales”.
Aquí, encontraron el espacio para poner a prueba y mejorar sus habilidades, y siguieron dándonos una gran mano profesional a través de cuatro visitas mensuales durante otoño e invierno del 2021. Éramos como niños otra vez… pero jugando a embellecer un pequeño ecosistema… al mejor estilo Nietzsche 2.0, cuando decía que “madurez del hombre significa recuperar la seriedad que se tenía de niño al jugar”.
Contar puntualmente todo lo que se hizo en esos cuatro viajes me demandaría un boletín entero más, recurro a imágenes, y a segundos de silencio para contemplar la sinergia en acción. A veces se sumaban el Gonza o Lihuel a ayudar, y cuando lo hacían, la sinergia se sentía, y se agradecía.
Diseños Forestales:
Con ellos, se llevó adelante una épica tarea de reforestación. Más práctico-pragmático, imposible. Tras un año de trabajo, tenemos una re-forestación completa dentro del “casco” del campo, en el marco de las cuatro visitas mensuales de otoño/invierno del 2021 que realizó nuestro equipo de forestación. ¡Chochera bárbara!
Los diseños fueron pensados desde la función estética/paisajística y en función del “reparo” contra los vientos predominantes del sector sureste y norte que tenemos en esta zona del país. Inicialmente, el “boceto-mártir” de ese diseño fue el siguiente:
Este croquis, nos sirvió de puntapié inicial para decidir completar las cortinas de los cuatro puntos cardinales, agregar “intercortinas”, comenzar el bosque maderable y crear una cortina semicircular visualizando un anfiteatro (en un futuro lejano, ya sea utópico o distópico).
El conteo de árboles, o “inventario arbóreo”, fue una desafiante tarea. Comenzó por el reconocimiento de especies (octubre, 2020). Luego, se decidieron qué especies y en dónde agregarlas (principios de otoño, 2021), además de pensar donde re-localizar algunas otras especies (previa e incorrectamente trasplantados muy juntas unas de otras).
Pasado el invierno, se volvió a contar (septiembre, 2021), luego de las heladas más fuertes, y a comienzos de los primeros calores primaverales, para identificar árboles que no hayan sobrevivido a los trasplantes (o que hayan sido quebrados por el viento o ramoneados por el ganado que haya trasvasado su lote de pastoreo ante alguna eventualidad), como así también identificar los árboles caducos activos que ya van presentando sus yemas inflamadas (signo de que están vivos y rebrotando). Por ejemplo, en la foto a continuación, se ven las yemas inflamadas de un álamo plateado y un álamo de copa:
En total, se identificaron 234 árboles dentro del casco, pertenecientes a 29 especies arbóreas diferentes (eucaliptus, cipreses, pinos, álamos, frutales, especies nativas, árboles individuales y otros), distribuidas según el diseño propuesto. Un orgullo, para la provincia, el país, y el mundo, de eso estoy seguro.
La “nomenclatura” de la especies esta detallada en la tabla de especies que se presenta a continuación de la siguiente foto, que es un glorioso croquis del DISEÑO FORESTAL terminado. Hecho a mano, por supuesto, con toda el alma de cartógrafo que quise ser alguna vez, hasta que mi profesora de geografía de segundo grado me dijo que me moriría de hambre con esa profesión, un amor.
Inventario Arbóreo en “Don Juan”, 2021:
La siguiente tabla nos muestra los nombres de las especies arbóreas que tenemos, la cantidad de individuos “en pie”, su nomenclatura (para ubicarlos en el mapa del diseño forestal de la página anterior) y el sitio en el que se encuentran:
Sin embargo, con estos números solamente estamos contemplando la cantidad de especies presentes en el área de estudio (comúnmente denominado “riqueza de especies”). Pero con este dato únicamente no podemos hablar de “biodiversidad”.
Para poder hacerlo, (acá se empieza a poner un tilín complicado) debemos contemplar también la cantidad relativa de individuos de cada una de esas especies con respecto al total de individuos de todas las especies (conocido como “abundancia relativa”).
Es decir, además de saber cuántos árboles tenemos (234), debemos saber cuántos hay de cada especie (datos que existen gracias al inventario), y qué proporción representa cada una de ellas con respecto al total (dato a calcular a continuación).
Una vez que tengamos eso, podemos hablar de “biodiversidad”.
Biodiversidad Real.
El inventario arbóreo nos permite aventurarnos a comenzar a establecer un índice de biodiversidad que nos permita, por un lado, comparar nuestra biodiversidad con otros lugares y, por otro lado, comparar la evolución de nuestra biodiversidad en el tiempo.
De momento, calcular un índice nos permite tener ese dato inicial para poder luego comparar con otro dato más, aún inexistente. Aún así, calcularlo nos permite tener una idea de cuán biodiversos somos, ya que existen ciertas generalidades en torno al valor que nos da su cálculo.
Nosotrxs, elegimos calcular la Biodiversidad Arbórea por ser individuos de gran porte, longevidad, y fáciles de identificar por su filotaxis (la forma de sus hojas). A futuro, estos cálculos pueden extenderse a todas las especies de la huerta agroecológica, como así también a la fauna local, compuesta por zorros, liebres, jabalíes, pumas, peludos y una extensísima biodiversidad de aves… (Tiempo es todo lo que necesito, y tiempo es todo lo que se me ha dado).
Un primer acercamiento a la biodiversidad es ver cuán “equitativo” es esa distribución de especies que contabilizamos en el inventario. Para ello, basta con ordenar de mayor a menor las cantidades de individuos de cada especie.
Una vez ordenadas de mayor a menor, se representan las especies en una gráfica de abundancia relativa de cada especie en relación al “rango” de especies (la especie más abundante será la primera del eje “x”, mientras que la menos abundante estará más alejada sobre el eje “x”). Paciencia, seguramente con la foto que sigue se entienda bien.
Para hablar de “equitatividad” analizamos la pendiente de esa gráfica (imaginando, o extrapolando, una línea recta por encima de los datos puntuales).
Podemos tener un espacio con muchas especies, pero con una fuerte dominancia de una o pocas de ellas (en este caso el lugar no será biodiverso por no tener una distribución equitativa de las especies). Una pendiente muy inclinada es representativa de este caso.
Ahora bien, cuando tenemos un lugar con muchas especies, donde no hay una preponderancia de una por sobre las otras, decimos que es más biodiverso (y en este caso, la pendiente de la recta que uniría los puntos (extrapolación) sería poco pronunciada, tendiendo a la horizontalidad con el eje “x”). Esta tendencia es más difícil de analizar con la presencia de depredadores “tope”, los cuales alteran la lógica de la interpretación de los cálculos, ya que en caso de que existan, son pocos individuos de mucha dominancia… para no entrar en este problema/debate cientificista, es que nos dedicamos al estudio de la biodiversidad arbórea.
Nuestra Gráfica de Abundancia Relativa es la siguiente:
De la observación de esté gráfico podemos concluir que, en líneas generales, estamos ante un sistema biodiverso. De todas formas, podemos ver que existe una dominancia de algunas especies en la zona con mayor pendiente del gráfico (lado izquierdo del gráfico), con preponderancia de olmos, eucaliptus viminalis, álamos piramidales, cipreses lusitánica y eucaliptus falsos medicinales.
Hasta antes de la reforestación, los 15 eucaliptus viminalis y los 21 olmos eran los dominantes, pero ahora pasaron a serlo los 28 álamos piramidales (de la cortina “L” de la huerta y el centro del casco), los 30 cipreses lusitánica (que protegen al casco del viento sureste) y los 33 eucaliptus falso medicinal (25 del parche del bosque maderable y 8 de las cortinas forestales E y N).
Las especies de un solo individuo, poseen una recta paralela al eje “x” (lado derecho del gráfico), siendo absolutamente equitativos entre sí, si bien esto es una obviedad por ser todas especies singulares.
Podríamos concluir que el sector medio del gráfico es el más representativamente biodiverso, por tener varias especies con varios individuos de cada una de ellas. Y, aún incluyendo la totalidad del gráfico, la conclusión es que estamos ante un sistema biodiverso (de árboles, dentro del caso). Para estar seguros, es que nuestro objetivo final es calcular un “índice de biodiversidad”.
Nosotros elegimos usar el Índice de Shannon (o de Shannon-Weaver o de Shannon-Wiener… las cuestiones matemáticas que siguen en los próximos dos párrafos y en la explicación de la fórmula, las tomé de mis apuntes de clase del cursado de la materia de “Ecología 2” de la carrera de Ingeniería en Recursos Naturales y Medio Ambiente, dictada por el profesor Alberto Pilati, UNLPam, mezclado con un poco de Wikipedia, fuente que todo académico usó otrora vez), que se usa en ecología para medir la biodiversidad específica.
Este índice se representa normalmente como H’ y se expresa con un número positivo, que en la mayoría de los ecosistemas naturales varía entre 0,5 y 5, aunque su valor normal está entre 2 y 3 (o entre 1,5 y 3,5); valores inferiores a 2 se consideran bajos en diversidad y superiores a 3 son altos en diversidad de especies (raramente supera 4).
No tiene límite superior o en todo caso lo da la base del logaritmo que se utilice (y sí, quizás esta sea la oración más complicada e este ensayo). Los ecosistemas con mayores valores son los bosques tropicales y arrecifes de coral, y los menores las zonas desérticas. La ventaja de un índice de este tipo es que no es necesario identificar las especies presentes; basta con poder distinguir unas de otras para realizar el recuento de individuos de cada una de ellas y el recuento total
Su fórmula es la siguiente:
donde:
S, es el número de especies (la riqueza de especies) (en nuestro caso 29)
pi , es la proporción de individuos de la especie i respecto al total de individuos (es decir la abundancia relativa de la especie i) (es decir pi = ni/N)
ni , es el número de individuos de la especie i
N, es el número de todos los individuos de todas las especies (en nuestro caso 234)
(el símbolo que parece una “E” rara, quiere decir “sumatoria”, es decir, que el termino de adentro para 1 especie, se suma con el mismo término para otra especie, y luego se le suma la de otra, y así hasta completar la cantidad total de especies)
De esta forma, el índice contempla la cantidad de especies presentes en el área de estudio (riqueza de especies), y la cantidad relativa de individuos de cada una de esas especies (abundancia).
Para realizar estos cálculos, volcamos los datos del conteo de especies a una tabla Excel que nos permitió acelerar los cálculos. ¡¡¡Ahhhh Excel querido, hace cuánto que no te tocaba!!!
De aquí, lo que nos interesa es ese número final de la sumatoria de pi ´ ln (pi), que en nuestro caso es -2,82. El signo negativo se cancela con el signo negativo inicial de la fórmula. Por lo que el resultado del cálculo del índice de biodiversidad arbórea de Shannon en el casco del establecimiento “Don Juan” es de H´ = 2,82
Concluimos, felices, que nuestro casco es realmente BIODIVERSO EN ÁRBOLES, ya que sabemos que valores inferiores a 2 son considerados bajos en biodiversidad, y nuestro valor (2,82) se acerca más a 3. Si bien para que sea “alto” en biodiversidad debe ser mayor a 3, nos vamos a contentar optimistamente con nuestro 2,82, el cual fue arduamente logrado tras un año de trabajo “en territorio”.
Y no nos quedamos ahí… dijimos que podíamos usar el índice para ver la evolución de nuestra propia diversidad en el tiempo. Bien, remontémonos hacia el pasado…
Como análisis complementario, podemos recordar que en julio del 2019 había solamente 15 eucaliptus viminalis y 27 olmos… La diferencia en biodiversidad es abismal. Quizás esto es evidente, pero a los fines prácticos es bueno demostrarlo.
0,65 es un valor muy por debajo de 2, ergo, significativamente “poco biodiverso”.
En ese momento… habían 27 olmos, y no 21 como hay ahora. Esto se debe a que 3 olmos fueron extraídos en verano del 2021 de detrás de la casa; y 3 olmos que están mal podados y listos para extracción, ubicados entre la casa y galpón. Se extraerán a los fines de liberar esa zona para la estructura de la ampliación de la casa. Es por este motivo que estos 3 olmos, aún en pie, no fueron incluidos en el inventario arbóreo de este año.
Hubo un intento de reforestación en ese invierno del 2019, de cuyos árboles sobrevivieron los que fueron contabilizados en aquel primer recuento de árboles que se dio con la primera visita al predio de Carlos Ezequiel Benvenuto Manarin, Lucas Ventimiglia, Gonzalo Goñi y Lihuel Peinetti a las tres semanas de haberme asentado en territorio.
Allí, se contaron ejemplares de álamo de copa (5) y plateado (14), acacia (3), pino (3), casuarina (3), sauce (9), aguaribay (10), cipreses leilandi (12, al frente de la casa) y una tuya (1). Si sumamos esos trasplantes a los olmos y eucaliptus que ya existían de antes, podríamos tener el dato del índice de biodiversidad para esa fecha, para poder comparar la evolución del índice de biodiversidad en el tiempo en “Don Juan”.
Los cálculos, incluyendo estás especies hasta esa fecha, nos dan:
2,10 es un valor lo suficientemente cercano a 2 (el cual es el valor debajo del cual se empieza a considerar “bajo en biodiversidad”) como para concluir que, en ese entonces, no podíamos asegurar que hubiese una buena biodiversidad arbórea.
¡Finalmente!
– Índice de Biodiversidad Arbórea, julio del 2019: 0,65
– Índice de Biodiversidad Arbórea, octubre del 2020: 2,10
– Índice de Biodiversidad Arbórea en, septiembre del 2021: 2,82
Espero haber sido lo más claro posible con estas explicaciones finales.
Verlo es mucho mejor que calcularlo.
Intuitivamente uno puede sentir que el ecosistema que uno habita, cuida, riega, aporca, abona, se va tornando más biodiverso, pero siempre conviene tener un índice bajo la manga para entretener a los escépticos, no vaya a ser cosa que tilden al movimiento agroecológico-forestal de cosa de hippies.
😉
¡Hasta lo más pronto que pueda!
Brian Longstaff Howard.-
Dedicatoria:
A mis amigos Gonzalo Goñi, Lucas Ventimiglia, Carlos Ezequiel Benvenuto Manarin & Lihuel Peinetti; quienes me asistieron logística, anímica y técnicamente.
Agradecimientos:
Agradecer a mis patrocinadores, que logran que siga escribiendo hasta llegar a fin de mes. No es poco, poder vivir del arte. Soy feliz. Gracias, a ellas y ellos: Lucila Masera, María Carla Gallini, Leon Zaldivar Jarabo, Eduardo Wydler, Lihuel Peinetti, María Eugenia Varela, Pilar Pagés, María José Howard, Agustín Estala, Alison Longstaff, Sabrina Tellini, Gustavo Nervegna, Laura Pagani, John Kleuser, Mariana Pagella, Carlos Ezequiel Benvenuto Manarin, Santiago Eduardo Smith & Andrés Hillion. También dar las gracias a ‘Bow & Tie Micro Roastery’ por su patrocinio.
¡Vos también podes ayudar a respaldar a Ploff en Patreon! Ingresando a: https://www.patreon.com/ploffawareness
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