Una Contadora Ambiental en busca de nuevos roles en sociedad en la mitad de la ciudad.
Otro año más (según lo indica nuestro calendario). Tuve la oportunidad de visitar familiares y amigos que viven en la capital de nuestro país, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, una de las 20 ciudades más grandes del mundo. En este hemisferio del planeta estamos en verano, hace calor, y el consumo de energía eléctrica se dispara. Han habido cortes de luz y falta de suministro de agua potable en muchísimas zonas de la ciudad. Y muchísimo calor…
Imágenes raras. Una abuela transpirando y suspirando de calor en un balcón de un segundo piso de un edificio que da sobre una avenida en la mitad de la noche de navidad. Los edificios: enormes gárgolas de hormigón armado sin vida, oscuros, sin un ápice de energía. La abuela se tira aire como puede con un abanico de 2 pesos comprado en el barrio chino. Abanico proveniente, en principio, no del barrio, sino de la China misma, atravesando todo el océano, hasta nuestro puerto, y luego distribuido por camiones hasta el local en el que está en venta…
Poderosos esos 2 pesos… Digo, 4 chicles te salen lo mismo que traerte un abanico desde China. No entiendo al dinero… Porque si 4 chicles es lo que sale un abanico traído desde China, ¿cuánto se le paga a la gente que trabajó en la producción del abanico? ¿¿Un chicle por mes??… Me pierdo cuando pienso en el dinero…
La abuela se sigue abanicando, sus ojos suavemente abiertos… frente al edificio, cruzando la avenida, un local de ventiladores con todas sus luces blancas prendidas, y los ventiladores en la vidriera girando de risa interminable a través de toda la profundidad y extensión de la noche. Tampoco entiendo cómo, ante picos de demanda energética, no se distribuye la electricidad con un MÍNIMO de criterio.
Como toda gran ciudad sudamericana (o como cualquier ciudad, o país, que haya sido despojado de sus recursos naturales en nombre, primero, de la religión, luego en nombre de la civilización, el progreso, el juego político y, ahora, de la economía mundial), sufrimos los síntomas de un sistema económico impuesto desde afuera, esto es, necesidades materiales ficticias creadas por la publicidad y el desmesurado narcisismo humano, una distribución inequitativa de la riqueza, altos índices de pobreza, deserción escolar y estupidez humana, combinado con una sensación generalizada de que no podremos cumplir nuestros sueños.
Por suerte, siempre existen excepciones a la regla. Y uno se va encontrando en el camino con gente que intenta buscarle la vuelta al asunto, aportando una visión sustentable a todo lo que hace en su día a día. En mi viaje por la urbanidad, me cruce con una amiga de mis inicios de la vida universitaria, Natalia Tedesco, quien se recibió de Contadora el año pasado en la Facultad de Ciencias Económicas de la U.B.A.
Inquieta sobre la filosofía que giraría en torno a trabajar con tantos números en su vida, ella quiso retrucar su título, dejando tanto número de lado, y realizó su tesina bajo el siguiente tituló: “El rol del contador en una ONG – Caso práctico: Fundación Cruzada Argentina.”
La Fundación Cruzada Argentina, donde Natalia ha logrado trabajar disfrutando, lleva más de 10 años promoviendo el desarrollo sustentable de las comunidades rurales de nuestro país. En su sitio web, cuentan como acompañan proyectos productivos y de capacitación en escuelas rurales secundarias. En particular, lograron la puesta en marcha de un proceso de planificación integral guiado por profesionales y llevado adelante con dos escuelas agro-técnicas en la Provincia de Corrientes.
Lo que me interesa destacar es la curiosidad que Nati tuvo para darle forma a algo que no tenía forma todavía, al definir el rol de una profesión, pero integrándole a su accionar un pensamiento natural, ambientalista, sustentable, protectivo para con la Naturaleza.
En palabras de Natalia: “si uno piensa en una ONG, no lo vincula con contadores, pero éstos pueden realizar un gran aporte. Sumando sus conocimientos legales y contables, tales como la forma en que debe constituirse una fundación, qué libros y de qué forma debe llevarse a cabo los registros contables, qué procedimientos debe cumplir frente a la UIF (Unidad de Información Financiera) para la prevención del lavado de activos y financiamiento del terrorismo (en boca de todos, por estos tiempos) donde hay poco conocimiento de su reglamentación por tratarse de una normativa muy nueva. Y hasta del lado del auditor se ve la importancia del profesional de Ciencias Económicas dentro de una organización sin fines de lucro, ya que le proporciona mayor confianza a los donantes a la hora de realizar su contribución”
Desde Ploff.net, siempre intento llamar la atención en la importancia de redefinirnos como ciudadanos, de redefinir la sociedad… Interpretar el rol de un Contador (algo netamente contable, económico, relacionado a los números) dentro de una ONG que busca la sustentabilidad, ciertamente es una redefinición acertada de una profesión humana que busca reinventarse.
Debemos seguir haciendo esto. Reunirnos en comunidad, buscar el bien común otra vez; desarrollando, no un progreso económico, sino un progreso en la sinergia entre cuerpo, mente y espíritu.
Será hasta la semana que viene,
Brian Longstaff.
Bibliografía.
Las últimas 2 fotos fueron extraídas del sitio web de la F.C.A., el resto de Google.
Marcos Edwards ene 11 , 2014 at 16:17 04Sat, 11 Jan 2014 16:17:50 +000050. /
como siempre un gusto leer sobre esto, te mantiene vivo y con ganas de ir para adelante