¿Cómo gestionarlos? (consideraciones finales de una mente en vuelo)
Permítanme hacer un pequeño flashback:
Hace 3 semanas, pusimos en tela de juicio nuestras ganas de cambiar; dijimos que teníamos que disfrutar del potencial transformador latente en cada uno de nosotros, que ese era nuestro desafío para poder responder a la pregunta de cómo cambiar el mundo…
Hacia fines de enero, hablamos sobre las ocupaciones inertes que mantienen el sistema monetario en funcionamiento, pero no así nuestros corazones; y vimos como existe un equilibrio dinámico entre los recursos disponibles que mantiene al planeta regulado. Un equilibrio que se ve en jaque, ya que el sistema se apropió de los recursos, poniéndoles un valor cada vez más alto a medida que la misma competición por sobrevivir dentro del sistema fomenta la ilusión de escasez entre los seres humanos, un sálvese quien pueda estilo siglo XXI.
La semana pasada, echamos un vistazo sobre cuáles eran esos recursos fundamentales para la supervivencia y, básicamente, concluimos que estamos como estamos porque pareciera que queremos estar así… un garrón.
A fines de diciembre, hablamos de la hipocresía del dinero y analizamos el freno auto inducido del capitalismo, es decir, su generación masiva de desempleo por su ambición de generar más ganancia a corto plazo.
Ahora sí, teniendo esas nociones en cuenta, podemos hacer un intento, una propuesta, pensar un cómo cambiar las cosas dentro de tantas otras opciones posibles.
Para cualquier cosa hoy en día se necesita dinero, entonces, para poder comenzar el comienzo del fin del sistema, tenemos que seguirle las reglas… Por ende, los cambios estructurales e intelectuales que se tienen que obtener pueden comenzar con una buena inyección de dinero.
Al toque: Si bueno, muy lindo todo, ¿pero de dónde sacas la plata para hacer eso?
La plata la sacamos haciendo una correcta redistribución de impuestos ambientales, creo que ahí está la clave.
¿Por qué? – Por lógica. Porque existen razones económicas y morales para hacerlo:
1) Lo económico: es más barato proteger nuestros recursos y usarlos sustentablemente que reparar los daños causados al ecosistema. Por supuesto que si el ser humano tuviese que pagarle al planeta por los servicios prestados –la regulación del clima y los microclimas, la circulación de nutrientes a través de la biósfera, las redes tróficas, la geografía, la biodiversidad, las relaciones simbióticas entre hongos y árboles, las energías renovables– nos iríamos a la bancarrota, hipotecando nuestras grandes ciudades y quilombos ajenos a cambio de nada.
2) Lo moral: los perpetradores son identificables. Si las personas pueden ser imputadas por delitos, y si se les puede cobrar impuestos, es porque cada persona es una entidad, una empresa propia ante los ojos del sistema (para entender del todo este concepto, no me queda otra que decirles que vean el documental Zeitgeist, lo pueden ver acá). Ergo, podemos hacer lo mismo con las empresas (sean públicas o privadas) que atenten contra el equilibrio dinámico del planeta, es decir, MULTAR a todas las empresas que alteren la correcta distribución de recursos disponibles para todos con un “impuesto ambiental” que realmente les duela en sus “ganancias”. Si contaminas, PAGAS. Y pagas mucho…
¿Cómo hacerlo? Necesitamos, por supuesto -las reglas del juego-, un marco legal que legitime los cambios requeridos.
La redistribución de impuestos ambientales implica cobrarle impuestos fuertes a las empresas por los daños causados y por las reparaciones futuras que se tendrá que hacer al ecosistema para devolverle su libertad de acción, su propia vida natural.
Y esto es algo que, no queda otra, NOSOTROS TENEMOS QUE UNIRNOS Y EXIGIRLO A NUESTROS REPRESENTANTES. Esto lo podemos hacer, ya sea a) saliendo a manifestarlo a las calles, pedirlo a gritos, o b) con pautas de consumo, transformarnos en consumidores responsables. Un breve video sobre este concepto:
Luego, está el asunto de qué hacer con el dinero recaudado.
Las opciones pueden ser infinitas, pero todas deben apuntar al cambio de paradigma que nos permita evolucionar socialmente. Se puede dar una parte como incentivo a todas las ONGs que trabajan día a día para enmendar nuestra relación con el planeta, que gastan a veces dinero ahorrado a través de trabajos secundarios, ajenos a la ONG, una doble vida: en una, vende su fuerza de trabajo porque, sinceramente, no lo queda otra, y en la otra, invierte en sueños de cambio.
Pero los ejes centrales del cambio, lo que sustenta hoy a la sociedad, son los recursos fundamentales que vimos la semana pasada. Y por eso tenemos que modificar nuestra matriz energética, los hábitos extractivos de energía que tenemos, e invertir en energías renovables de una vez por todas; como así también separar y procesar nuestros residuos de manera que podamos aprovechar los metales para otras cosas, hacer compost para huertas orgánicas en terrazas verdes urbanas, hacer arte con chatarra, y no simplemente enterrar todo bajo la alfombra de nuestra tierra. Nuestro organismo social tiene que aprender a mejorar su metabolismo, a hacerlo más eficiente si no quiere morir de indigestión…
Para ello, tenemos que invertir plata para llevar adelante los cambios estructurales necesarios (maquinarias, centrales eléctricas, cableados, plantas receptoras y separadoras de residuos, todo), como así también encargarse de la capacitación de personas instruidas que puedan llevar a cabo el mantenimiento de esa estructura. Esto implica nuevas carreras, nuevos centros de estudios, nuevos puestos de trabajo… Y nuevas investigaciones científicas para mejorar la eficiencia y el almacenaje de energía eléctrica producida a partir de energías renovables, el gran tabú de estas formas de captación energética… el almacenaje.
Nada que nuestra mente humana no pueda resolver, con los recursos adecuados y un espíritu de cambio.
Así, estamos tratando de inventar un nuevo sector económico (provisorio hasta trascender socialmente hacia algo mejor) que pueda absorber todo el desempleo provocado por el capitalismo. El mismo sistema que los pateó, los invita ahora a ver la metamorfosis que está por atravesar.
Les decía, esto es solo una opción.
Saludos,
Brian Longstaff.-
Marina Colado feb 13 , 2013 at 06:45 06Wed, 13 Feb 2013 06:45:35 +000035. /
Me quedo con las últimas palabras "recursos adecuados y un espíritu de cambio". No depende sólo de los que tienen el poder de realizarlo, sino partiendo de cada uno de nosotros. Muy buen artículo!
Maru Rivas feb 13 , 2013 at 21:11 09Wed, 13 Feb 2013 21:11:53 +000053. /
cambio de mente!! yaaa!!…dificil mas no imposible!!