Diferentes grados de Hipocresía:
“Porque todo es posible si nace de lo más íntimo, porque una cabeza razona, pero un corazón cree, porque las utopías no son tales si se persiguen y porque vale la pena intentarlo.” – Anónimo.
“Y hasta que mi terrible historia sea contada, este corazón dentro de mí, arde.” – Samuel Taylor Coleridge.
Pero, ¿qué historia?, y, ¿de quién, o quiénes…?
Me han llegado a preguntar de dónde sacar motivación para maquinar y poder seguir pensando formas de cambiar las cosas… Muchas veces respondí con (((este video))) que me alcanzó y me sobró para ver la belleza de lo natural y lo destructivo del hombre, todo en un baldazo audiovisual. Cachetazo de domingo nublado.
En cuanto a mí, encontré una forma de aceptar tanta tristeza, decepción y estructuras quebradas. Todo sirve para inmiscuirme en lo mío. El artista abre nuevas puertas y explota su poder creativo al máximo; su obra literaria está prendida fuego y explota, manifiesta, grita. La locura y el raciocinio se amigan para poder sobrevivir. ¡Camuflaje Místico!, o “desatino controlado” según Castaneda… ese “manto de piedad” que tendemos sobre los otros, cuando esos otros atentan contra la moral. O ese “tómalo como de quien viene” que te sugiere la gente. Estrategias para mantener la paciencia. Ejercicios para que prevalezca la paz.
La Hipocresía es un término muy elástico. Uno, al vivir en sociedad, convive con ella todos los días. Es algo cotidiano. Muchos profesores tradicionalistas usan la Real Academia Española como escudo protector de las palabras que utilizan, así que allá fui, en busca de la definición de hipocresía: “Fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan.” Ahora bien, existen dos tipos de hipocresía: la que se sabe y la que se desconoce; la que se ejerce de oficio y la que surge de no poseer conciencia ambiental… Una cosa es ser hipócrita por ingenuo desconocimiento del funcionamiento del sistema, y otra cosa muy distinta es ser un careta per se.
Mantenerse sereno ante un careta ya fue abordado en abril de este año (((click acá))), por lo que me interesa abordar al hipócrita que no se da cuenta que lo es, donde TODOS poseeremos siempre un porcentaje… Somos, después de todo, seres sujetos a la misma entropía que el resto del universo. Tendemos al caos, o más bien creemos tener cierto orden sin percibir el caos que dejamos atrás; la energía que se pierde sin más; la parte ineficiente de cualquier proceso que se da en la naturaleza. Es decir, si leemos entre líneas, existe una ineficiencia entre lo que decimos y lo que hacemos.
Está en nosotros intentar minimizar esa ineficiencia… podemos declararnos defensores del medio ambiente, pero hasta que no intentemos, desde el corazón, hacernos cargo de minimizar:
- Nuestros gastos,
- Nuestros niveles de consumo (no olvidemos que en el marco de la (((Teoría del Decrecimiento))), la gente feliz consume menos),
- Nuestra inercia de vida,
- Nuestra huella ecológica,
… hasta que no minimicemos todo eso, no estaremos haciéndole honor a Gaia, ni a la Pachamama, ni al Cosmos, ni a Dios, ni a Buda, ni a la Naturaleza, ni a como quieran llamarle a ese sentimiento de unión con algo más grande (el mero amor al prójimo, al bien común, al buen vivir). Ejemplo de esta ineficiencia, son ejemplos de (((sociedad y locura))), de hipocresía, de actos que hacemos sin darnos cuenta cuando estamos disociados del sistema productivo y no sabemos nada de lo que consumimos, sólo lo consumimos.
Qué se yo, un ejemplo sencillo, la última vez que fui a comprar salsa de tomate en frasco de vidrio, había cuatro marcas, las cuatro de Mendoza, y dos de San Rafael. Pregunté al encargado de ventas del super si no había alguna marca de tomates pampeana, o de al menos 100 kilómetros de distancia o menos… Me animé a decirle que, como pampeano (si, no soy de acá, pero el cambio de domicilio está orgullosa e intencionadamente hecho y materializado en mi D.N.I.), me hacía ruido defender la problemática del Atuel desde la palabra pero no poder materializarlo en actos a la hora de hacer un tuco para los fideos (fideos que, a su vez, venían de Buenos Aires). Su respuesta fue “Nooooo… imagínate que a nosotros nos mandan el listado de productos desde Bahía Blanca y nosotros de ahí les ponemos los productos a la venta a ustedes” y que NUNCA se lo habían preguntado antes. Y ahí sentí un bajón de desesperanza, por un desligamiento absoluto de las responsabilidades ambientales.
Un detectómetro de hipocresía es el abismo que se produce entre lo que uno publica en Facebook y lo que hace en su vida cotidiana… Algo como dime qué publicas y te diré quién eres, o quien pretendes ser… Pero decime, ¿qué haces cuando encontras a alguien externo a todo eso? ¿Cómo haces para juzgar su personalidad, juzgarlo y catalogarlo en las cajitas de personalidades en las que uno acostumbra a encasillar a la gente?
Quizás, después de todo, (((el que se SALE))) literal, cibernética y materialmente del sistema es aquel que puede probar un camino nuevo. Soldado que huye, sirve para otra batalla… y la batalla del capitalismo ya llegó a un punto soberbio de obsolescencia no programada. Bah, digo, los que creyeron en el progreso económico infinito habrán pensado que los recursos naturales también eran infinitos; o, eran simplemente unos nabos. Pero no lo suficientemente nabos o ingenuos como para no darse cuenta de que, en efecto, estamos en camino a los últimos años de capitalismo, y aprovechan (aquellos en el Poder) a sacar la mejor tajada de lo que queda…
Son solo pensares… cositas que me sacan el sueño. De qué tan bien nos hicimos cargo del legado evolutivo que nos tocó. Un excelente profesor que tuve, resume todo este divagaje filosófico de domingo en unas hermosas palabras, con las cuales me retiro:
“(…) la vida es un producto del Universo que llegó a un increíble estado evolutivo, creando criaturas capaces de contemplar y esforzarse por entender el funcionamiento mismo del Universo, y de todas las cosas que ocurren en su interior. En efecto, la vida fue capaz de generar seres cognitivos.
Los seres cognitivos son capaces de elaborar pensamientos que puedan relacionarse entre sí, sacando conclusiones científicas y filosóficas. Además, han desarrollado métodos para transmitir esas conclusiones a sus semejantes. (…)
En la historia de la vida, con la aparición de seres con capacidad de razonamiento, han surgido algunos de ellos con la inquietud de buscar respuestas sobre el funcionamiento de su entorno, tratando de encontrar las escondidas Leyes Naturales. Pero también, al ir tomando conciencia de la capacidad y complejidad de los fenómenos observados (los que obviamente repercutían fuertemente en sus vidas cotidianas), nacían también las supersticiones y las creencias en fenómenos sobrenaturales, y en deidades todopoderosas que gobernaban sus destinos, y a las cuales debían temer irracionalmente. Esto llevó a la creación de distintos ritos y religiones que tuvieron y tienen una gran influencia en el desarrollo de las distintas culturas.
Muchas veces esto fue para bien, pues actuaron como aglutinantes de grupos étnicos, y estas agrupaciones les ´permitieron sobrevivir con más posibilidades, pero otras fueron para mal pues no pocas veces constituían un obstáculo para el progreso intelectual debido a las ataduras que imponían sus dogmas y credos. (…)
Se puede considerar como un “flecha del tiempo”, al sentido de la evolución de la vida (que va hacia una mayor organización, un mayor ordenamiento, y una mayor complejidad en los individuos a medida que transcurren las generaciones).
Obsérvese que esto contrasta con otra “flecha del tiempo”, que está representada por la dirección de la entropía global del Universo, que va en aumento.
En efecto, esto significa que el Universo va inexorablemente hacia una mayor desorganización, a un mayor desorden, y a una mayor homogeneidad.
No pensemos ingenuamente que la vida en la tierra, en donde se generaron seres cognitivos, es un insignificante “hormiguero” entre los innumerables hormigueros semejantes que existirían en el Universo.
En efecto, existen muchas evidencias que no habría vida en un radio de muchos años luz de nosotros. Es fuerte la sospecha que la creación de la vida fue un hecho poco común y extraordinario.
Es moralmente muy importante, entonces, esforzarnos por conservar nuestro planeta con tanta maravilla incluida, respetando como lo hacían muchos de nuestros ancestros a la Madre Tierra y dándole seriamente la categoría de joya inapreciable.” – Hugo Bergonzi. Lic. en Bioquímica y Profesor Titular de la UNLPam.
Será hasta la semana que viene,
Brian Longstaff.-
Pd. Fotos extraídas de Google!
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