Mambos Existenciales 2.0
Venía andando en bicicleta, calor profundo, Sol en la cara de 13:25 hrs., mirada hacia abajo con la difícil tarea de ir esquivando guadales, secos infiernos del ciclista peri-urbano, hasta que en un momento de sedimentos más compactados y superficie más amigable, pude mirar hacia el frente: árboles urbanos flameando a los costados, y un panadero perfecto, esférico, suave, suspendido en el aire unos metros delante de mí. Lo intercepté con el pecho, me acompañó unas pedaleadas y se deslizó por debajo de mi axila lanzándose hacia la llanura por detrás de mí.
No llegué ni a pedirle un solo deseo. Lo que me llevo a imaginar qué hubiese sido de ese deseo… qué hubiese pedido… Qué me faltaba, o qué vuelta de tuerca falta para poder terminar de sentir todo en orden, vivito y coleando… Mis mambos existenciales me vienen haciendo concluir que construyendo desde el amor, se llega más lejos y con mayores de niveles de profundidad (permitiéndonos trascender en varios aspectos… en lo material, en lo intuitivo, en lo emocional, espiritual… trascender, desde el amor, en todos los aspectos de nuestra vida; y resurgir, siendo verdaderos)
Después de mi viaje astral express, a través del poder de otra chamana urbana despierta de intensas charlas, comprendí el porqué de la conciencia (estar por encima del intelecto, pero siempre actuando desde el amor). Y cuando amas a alguien, cuando alguien es importante en tu vida… hay 3 cosas esenciales que se le dicen al otro: Te Quiero, Gracias y Perdón. Y se condice igualito, igualito, a la técnica hawaiana: “HO OPONOPONO”, “para dejar atrás creencias limitantes, para poder crear una hermosa realidad en tu vida, para dejar de repetir historias”: “Lo siento, Gracias. Perdoname, Te Amo”. Cortito, y al pie…
Encaravanado en la buena vibra de los últimos días, intenté focalizarme en actuar desde el amor, con conciencia de mis actos, y agradeciendo las vivencias, las experiencias, y las personas encontradas en el camino… Pero en ningún momento me puse a pensar, mejor dicho, sentir qué ocurre cuando queremos pedir perdón, reconocer un error… en definitiva, uno puede estar bien encaminado, hacer las cosas de la mejor manera posible, pero, invariablemente, cometer algún error en el camino, y lastimar…
La Mettrie decía que el primer verdugo de los actos de uno mismo, es la propia conciencia. “El lugar más tranquilo, las bebidas más frescas y más calmantes, todo es inútil para quien no ha liberado su corazón del tormento de las pasiones” (La Mettrie, 1748)… ¿y que tormentos son los que truenan en nuestras pasiones? El simple hecho de hacer lo que no queres que te hagan a vos mismo… e ir en contra de aquella primera ley natural que comenzamos a charlar en los mambos existenciales de la semana pasada…
¿Cómo pedirle perdón a la Flor? ¿Y a una hormiga al pasar que casi pisas, o a un Árbol talado sin fines de supervivencia? A las gramíneas, eternas dadoras de luz verde, ¿cómo evitarlas para no herirlas al caminar? Ya sé que las plantas no poseen un sistema nervioso que las haga sentir el dolor… pero yo estoy hablando desde el respeto por el otro, por cualquier Ser vivo… Bah, pregunto, si sentimos al menos “ALGO” al pasar la cortadora de césped, o ¿acaso sólo importa la opinión vecinal?
¿Cómo pedirle perdón a la Luna, a un Ser lleno de luz que intentó ayudar, o a un Planeta entero? Y para todos ellos… ¿cómo hacen para poder perdonar…? Si esa ley natural se quiebra y a uno le hacen lo que a esa persona, a su vez, no le hubiese gustado que le hagan, ¿de dónde busca la misericordia necesaria para lograr perdonar…?
Quizás la clave está en preguntarse el grado de “conciencia de sus actos” que posee quien quiebra esa sencilla ley natural. En otras palabras, la persona que lastima, ¿es consciente de que esta lastimando? Quien lastime conscientemente, puede no ser digno de perdón (si bien la rueda del Ka siempre se encargará de girar y girar… y todo lo que va viene). Pero, quien lastima inconscientemente queda librado al amor y entendimiento del lastimado…
Me han sabido decir que hay respuestas que no se encuentran atando cabos, ni buscando soluciones, ni bajándote archivos, o revisando libros, sino tan sólo haciéndote cargo y manejándolo vos mismo… “ya había absorbido el valioso precepto según el cual todo se desmorona al final, y que cultivar la irritabilidad que esto provoca es una pérdida de tiempo” (R. Larsen, 2010) Entonces, ante un error inconsciente, ante un final mal llevado, ante lastimar a otro sin siquiera haberlo consultado con vos mismo, ni ponderado; aprender a aceptar, a hacerse cargo, y tratar de rendirle tributo a tu error a través de convertirte automáticamente en una mejor persona, por haber crecido, y por no volver a cometer ese mismo tipo de error otra vez, por amor propio, pero más aún por amor al otro.
Casi como un acto reflejo, sigo tratando de encontrar algún consejo en autores del tiempo, es una maña ya casi como que naturalizada… “No hay un juez más severo para sus propios actos que el mismo Hombre que los ha realizado. No es preciso comparecer temblorosos ante un Dios. Nosotros mismos presenciamos lo que hicimos y lo que intentamos hacer.” (L. Rampa, 1984)
Es decir que lo encuentro en todos lados… en una sociedad utópica, futurista (pero no tanto), bastaría con la propia conciencia para suplantar cualquier tipo de brazo largo de la ley… Y tenemos un atisbo de esto hace más de 160 años atrás, cuando Thoreau arrancaba diciendo en el primer párrafo de su “Desobediencia Civil”, de manera terminante, certera: “El mejor gobierno es el que no tiene que gobernar en absoluto. Y cuando los pueblos estén preparados para ellos, ése será el tipo de gobierno que tengan” (H. D. Thoreau, 1849)
Estamos en este mundo, cada uno de nosotros, sin darnos cuenta, para aprender a sanar y evolucionar como seres humanos. Y cuando esa evolución se magnifique y explote en billones, la sociedad toda podrá sentarse a matear.
… hasta en la tan transgredida Biblia intenté buscar respuestas y se acerca a todo esto:
“Cuando los pueblos sean uno
Y todas las naciones se unan
Para servir al amor… (Salmo 102:22)
… convertirán sus tanques en tractores
Sus cuarteles en hospitales; ningún ser humano dañará a otro
Y olvidarán para siempre la guerra…” (Isaías 2:4)
Será hasta la semana siguiente,
Brian Longstaff.-
Bibliografía: (sieeeeempre, bibliografía)
Julien Offray de La Mettrie. “El Hombre Máquina”, 1748
Henry David Thoreau. “Desobediencia Civil”, 1849
Lobsang Rampa. “La Caverna de los Antepasados”, 1984
Reif Larsen. “Las Obras Escogidas de T.S. Spivet”, 2010
Los pasajes de la biblia fueron extraídos de la visión del autor, Enrique Barrios, en “Ami, el niño de las estrallas”, 1986.
Fotos extraídas de Google.
Leon Zaldivar Jarabo Jan 18 , 2015 at 04:25 PM /
Wuauuuuuuuuuu!!!!!
Amorina Muñoz Jan 29 , 2015 at 11:50 AM /
quedo regulando