Relato Fantástico Distópico #1:
“Esta historia es totalmente real, puesto que la he imaginado de principio a fin” – Boris Vian (La espuma de los días)… Lo que sigue es más conveniente, por supuesto, considerarlo una ficción surgida de mi cabeza, para ustedes… Decidí intentar divertirme al escribir, pa’ variar, garabateando e imaginando.
“Viaje al Pasado-Futuro Yuxtapuesto”
El apuro por retirar sus ahorros le entró a Antonio cuando -en un inolvidable sábado argento primero de diciembre de 2001- el ministro de economía, Domingo Cavallo, anunciaba duras restricciones a la hora de retirar el dinero que los argentinos tenían depositados en el banco, en la conocida maniobra recontraneoliberal llamada ‘El Corralito’…
Y ahora, poco más de dos semanas después, salía el sol, ingenuo, el día jueves 19 de diciembre… & Antonio… un ya fatigado paisano de la vieja escuela –un hombre de campo en sus cuarenticortos, humilde, honesto, trabajador… estaba desde temprano caminando por la gran ciudad, camino a una sede del Banco de la Nación Argentina en la Avenida Caseros, esquina Zavaleta, con el objetivo puesto entre ceja y ceja de retirar todos sus ahorros, para luego depositarlos inmediatamente en la cuenta del Hospital Garrahan, situado a unas cuadras de allí, donde estaba internado su único hijo, Matías, hacía meses, esperando el dinero para seguir financiando los medicamentos para su tratamiento contra el cáncer de piel, con sus tan sólo 11 años de edad y en plena metástasis… Acaudalada metástasis, que lo llevó a Antonio a exprimir cada hora que le era concedida en terapia intensiva cada vez que iba a visitarlo. Las tenía contadas, 1857 horas sentado adentro de ese cuarto blanco que tiende a gris con olor a parca.
Un cáncer de dudosa procedencia, siendo que Antonio y su núcleo familiar, compuesto únicamente por Mati y su esposa Dolores, vivieron los últimos años en una casa subalquilada por un patrón de estancia, en las afueras de Venado Tuerto, Santa Fe, justo al lado de un campo cuyo dueño falleció, también de cáncer, haciéndose cargo del mismo su esposa, ahora viuda y totalmente desconectada con la realidad rural y, por ende, cediendo alienadamente las actividades económicas que acontecen en su campo a una empresa agropecuaria estadounidense que venía invirtiendo en soja transgénica desde mediados de los setentas, sin respetar ni las ‘buenas prácticas’, ni la distancia mínima al ejido urbano requerida para que sea permitido (y no tan nocivo para la salud) fumigar… Por aquellos años aún no habían salido a la luz los descubrimientos del médico argentino neonatólogo (una rara rama de la pediatría, que diagnostica y trata las enfermedades del ser humano durante los primeros 28 días de vida), Medardo Ávila Vázquez, futuro coordinador de la Red de Médicos de Pueblos Fumigados que se formaría 10 años después, por lo que poco sospechaban de su destino clínico los vecinos de los pequeños pueblos rurales del interior de nuestro país.
Dolores no aguantó las primeras internaciones, nunca había querido quedar embarazada ni formar una familia, quería estudiar abogacía, quería defender derechos humanos y al Mundo, pero se terminó enrolando en la bebida. Unos días luego de anunciado el Corralito, Dolores se lanzó por debajo de un tren que llevaba granos de un pueblo a otro. En su casa en Venado Tuerto le dejó una nota a Antonio, en lápiz y con una caligrafía desprolija, diciendo: ¡Nos van a robar todo! ¡¡¡Los votamos nosotros y nos van a robar todo igual!!! ¡No aguanto más! Por favor Antonio, ¡no me juzgues!, ¡yo sé que Vos Podés! – Por supuesto que nada de esto lo sabe Matías, quien dormía –y duerme- aletargadamente casi todo el día usando su energía mínima vital para respirar bien y, de tanto en tanto, observar hacia la ventana, donde se podía ver un pedazo de rama de jacarandá florecido, oscilando casi imperceptiblemente.
Corrían las nueve de la mañana en la capital porteña y, tal como dijo Domingo un Sábado, por la ventanilla del banco le dijeron fraudulentamente que ‘No’ a Antonio en la cara, que iba a ser imposible darle su dinero puesto a que ahora sólo se podía sacar de a doscientos cincuenta pesos por semana (y Antonio necesitaba doscientos cincuenta mil en mano para pagar unos dos años de favores médicos por parte del hospital)… & Todo se desbordó en la querida y cascoteada Argentina en las próximas treinta y seis horas.
Antonio sale desesperado del banco. Un zumbido empieza a pulsarle en los oídos. Llama a su patrón desde un locutorio para pedirle otro mangazo, pero le dice que mil perdones – que se terminó lo que se daba – que él también estaba en la lona – que tenía que empezar a achicar gastos – que entendía la situación pero que ya no podía tenerlo viajando de allá para acá todas las semanas – que lo necesitaba allá clavando postes y haciendo alambrados para recibir 1857 cabezas de ganado en una nueva estancia de 18.570 ha. que había conseguido en un remate judicial – y que: /// CLICK /// Antonio corta el teléfono, paga los $ 18,57 que le salió llamarlo a este malandra-mal-habido, y encara hacia afuera… y hace lo que todo hombre haría si tiene los motivos suficientes para hacerlo.
Cruzó a un quiosco repleto de baratijas, compró dos petacas de Ricard, y caminó por Caseros hasta llegar al Parque Florentino Ameghino, justo enfrente del Hospital Nacional de Salud Mental y Adicciones, y a sólo una cuadra del Garrahan donde yacía su hijo hecho percha. Hecho percha estaba él también, quien se sentó en un banco a ver a la gente pasar. Gente con cara de pánico, de incertidumbre y apuro, miradas de acá para allá, patrulleros, ruidos de quilombo avecinándose, y por algún lado: bombos, de los grandes… Piensa en Dolores, y se toma la primera petaca como si fuera el jugo exprimido de naranja que le hacía su vieja a la mañana para tomar en ayunas. Mira la hora, casi las once de la mañana. Venía de noches sin dormir. Abre la segunda, piensa /// ¡¡¡Los votamos nosotros y nos van a robar todo igual!!!—Por favor—¡no me juzgues! /// & le manda unos sorbos; más sorbos; & bombos, de los grandes… & palma dormido…
Se despierta doce horas después, sintiéndose igual que antes, desesperado y sin fuerza. Regula un poco mentalmente, y se larga a llorar, muy poco, pero se larga a llorar, hasta que se aviva de que se durmió las pocas horas que tenía para estar con Matías. Y sale corriendo por el Parque, agarrando la calle Pasco hasta el Garrahan. Entra corriendo y sube por las escaleras. Los pocos televisores del hospital que aún funcionaban estaban emitiendo aquella famosa cadena nacional de las 23:00 hrs. del presidente Fernando De La Rúa, pero esto poco le importaba a Antonio que subía a los tropezones por las anchas escaleras de mármol, mientras pensaba qué excusa darle a las enfermeras para que lo dejen pasar a verlo fuera de horario… —MIL OCHOCIENTAS CINCUENTA Y SIETE HORAS–– iba balbuceando mientras subía… Y sonaba esa voz… orquestada de marioneta pedorra, avejentada de conservadurismo, retumbando por las salas del hospital… “Heeeeedeecreeetaaado…elEEstaaaadodeSiiiTIOentoooodo-el territoooooriiooooo nacionaaaal… paraáÁAAAseguraaaaaar laleeeY&eLOOOOORden…… NuEEEEstro Paííííííís… vive-horas- difííííííciiiiileess… que muestran la CULMINACIÓN de un laaaargooproceeeeessoooodeeedeeeteeeriooorooo”…
Llega a donde debía estar Mati, y no estaba. Los médicos lo agarran para decirle. Se entera que murió hace unas horas atrás, por una descompensación fuerte – que hicieron todo lo que pudieron – que cómo podían ayudarlo – que tiene que ser fuerte – y que está abajo en el subsuelo, en la morgue, listo para reconocimiento facial…
Antonio no tiene herramientas emocionales para barajar la situación, y sale corriendo. Intenta escapar, le zumban los oídos… Bombos… Camina. Corre. Y vuelve a caminar, desesperado. Trazó una especie de espiral, pasando por Parque Patricios, Barracas, La Boca, San Telmo, Puerto Madero y terminando a las tres de la mañana en pleno Monserrat, en el centro de nuestra Plaza de Mayo, con un quilombo bárbaro gestándose en las calles y en la plaza (que eran Uno)… A las cuatro de la mañana comenzaron los enfrentamientos entre la policía y los miles de manifestantes que se iban desplazando por las diferentes diagonales y calles del microcentro como si fuesen flancos de batalla dentro de un laberinto urbano cuyo Minotauro estaba atrincherado adentro de Casa Rosada, buscando sus palabras de la noche anterior para fagocitarlas sin dejar evidencia. Era un bardo… Bardo que -años después- pasó a llamarse ‘la Batalla de Plaza de Mayo’, pero nadie lo veía a Antonio, cual buda-en-shock, aturdido, sentado de piernas cruzadas, con su boina de campo cubriéndole los ojos, bamboleándose hacia adelante y hacia atrás muy sutilmente, vociferando palabras, sus labios moviéndose como gato mostrando los dientes… intermitentemente…
Estuvo todo el amanecer así – el mediodía así – la tarde así. Quebrado… ido, por otros multiversos… en ayuno, sin hidratarse… Un Hombre De-mente, que lo había comprendido Todo. Solamente se podía escuchar lo que estaba diciendo a milímetros de sus labios, en un carácter de enumeración caótica, un casete que se reproducía desde su interior, y que repetía una y otra vez… un loop interminable de horas y horas…
–¡Y es que no se dan cuenta! ¡Que el mundo avanza, por sobre todas las cosas, sobre todo lo que encuentra! ¡Supuesta independencia colonialista, seguida de una repartija de tierras, con posterior creación de provincias, zonificación de actividades extractivistas acorde al mercado internacional & consecuente dependencia neocolonialista!- Antonio no sentía a esta altura su cuerpo, su piel, sus extremidades; había llegado a una suerte de ‘Nirvana’ de una manera directa, impensada, no buscada; desde el dolor. Y ya Nada le importaba -¡Historia Motivacional Independentista-Nacionalista enseñada en la institución escolar, para que las masas crean en algo, y laburen… Ser funcionales, a La Máquina. & detrás de lo Nacional, la eterna especulación de los acumuladores!– 19:50 hrs. & una Plaza de Mayo desbordada. Represión policial, heridos de bala, sin importar la edad. Policías, en defensa de la comunidad, reprimiendo a la comunidad. Y siempre cánticos… y bombos… (de los grandes) -¡Bosques que se transformaron en durmientes, las entrañas de las montañas de la cordillera transformadas en vías de tren, tecnología importada en forma de ferrocarriles, y una esquilmada total de nuestros ecosistemas en una carrera egocéntrica de obtención de baratijas!- el cuerpo de Antonio parecía ‘vibracional’, como ‘tendiendo a pixelado’, con pequeños haces de luz que se fundían entre él y cada una de las pequeñas hojas arbustivas que lo circundaban -¡Todos los días, trenes llevando granos///TRENES LLEVANDO GRANOS/// MIL OCHOCIENTAS CINCUENTA Y SIETE HORAS/// fletes llevando cajas, camiones llevando hacienda, todos hasta algún puerto, y de ahí a barcos cargando contenedores que se van para cualquier lado del mundo! ¡Y el mismo mundo que desperdicia casi la mitad de lo que produce y cocina!- 19:51 hrs. & pareciera haber algún movimiento en los balcones y en la entrada de la Casa Rosada… los manifestantes se agolpan como hordas atacando un castillo. Antonio pareciera haber desaparecido del cuadro, él está en trance y no se da cuenta de que con el poder de su consciencia se abrió un mega portal temporal a través de los espacios y los tiempos y que estaba cayendo en él como canica alrededor de un campo gravitatorio planetario -¡Diques de cola colmados acumulando cianuro, millones y millones de litros de agua utilizados para enfriar procesos industriales; miles y miles de hectáreas agronegociadas y aradas en busca de un poquitito más de productividad para el año que viene, vientos huracanados pre-o-post-apocalípticos, volando nutrientes por doquier, ganado encerrado y engordado de apuro para cerrar la balanza comercial anual; y miles de millones de litros de petróleo crudo en forma de papelitos de colores, ¡dólares ilusos!, financiando la caída de nuestra civilización!- Todo su campo energético pasó a formar un Aleph dorado pequeñito levitando a media altura hasta que /// PÍFF /// desapareció… & absolutamente Nadie lo vio desaparecer, cuando a las 19:52 hrs. todos miraban hacia el río, viendo como el presidente escapaba en helicóptero renunciando a su cargo.
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Para cuando Antonio dijo ‘balanza comercial anual’ ya estaba gritando con toda su fuerza, porque todo a su alrededor era luz-&-sonido, mezcla de ballenas gritando, olas golpeando contra la playa y chicharras cantando sobre copas de árboles sopladas por el viento, todo a la vez. Estaba en un agujero de gusano… cilíndrico, veloz, azulado, con espuma eléctrica que formaban como venas alrededor del tubo temporal… pero su hijo había muerto, su esposa se había suicidado, el Estado le había robado sus ahorros y el sistema… el sistema estaba corrupto desde el día 1, por ende siguió a grito pelado /// Voces // Voces internas /// —MIL OCHOCIENTOS CINCUENTA Y SIETE!!!!!!!!!— & /// PÍFF /// apareció levitando en otro lado, aun gritando…
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El joven Juan David salía una tarde del año 1857 de la escuela comercial de Cleveland, Estados Unidos, a los dieciséis años, dirigiéndose a la firma ‘Hewit and Tuttl’ donde ya estaba trabajando como contador cuando en un parque bellísimamente arbolado se le aparece por combustión instantánea un hombre con un sombrero inentendible cubierto de luz azul y destellos de luz que lo enceguecían, levitando a media altura por entre las copas. Juan David cayó al suelo, boquiabierto, intentando racionalizar lo que estaba ocurriendo, escuchando a ese Ser de Luz gritar…
¡y miles de millones de litros de PETRÓLEO crudo en forma de papelitos de colores, ¡DÓLARES ilusos!, financiando la caída de nuestra civilización! – & un último /// PÍFF /// & nuestro Antonio desapareció para siempre, en El Vacío Amplio de la Realidad Absoluta…
Juan David se quedó pasmado unos breves segundos intentando racionalizar semejante aparición beatífica… pero no pudo… porque no tenía herramientas espirituales para hacerlo (ni sabía hablar español), por lo cual terminó haciendo lo que cualquier hombre de su época hubiese hecho de haber tenido esos motivos suficientes para hacerlo: adjudicarlo todo a un mensaje divino del mismísimo Dios para él. Vanidad Espiritual 2.0. Y, habiendo entendido únicamente dos palabras, petroleum & dollars, interpretó que debía guiar su vida -por mandato divino- hacía la acumulación ilimitada de dólares a través del negocio del petróleo. (¡Un capo!) . . .
El joven Juan David R. se terminó haciendo ultra católico. Después de su vivencia, terminó jurando lealtad a la institución eclesiástica, a su Dios, a Jesús, a los Evangelios y a la mismísima misa con todos sus rituales. En el año 1860 tenía sólo 21 años y ya estaba perfilando su vida hacia el negocio del petróleo en crudo… Este personaje, años después –en 1866- fundó una refinería de petróleo, la “Standard Works”. Cuatro años más tarde, el 10 de enero de 1870, transformó esa misma empresa en la “Standard Oil Company Of Ohio”, y entre él y otros pocos son lo que se conoce tristemente como Big Oil, el ‘gran hermano’ de la macroeconomía… & nos manejaron como títeres desde entonces…
Entre esos cuatro años de ascenso hubo un evento indescriptible que marcó una ventaja competitiva considerable entre él y sus rivales petroleros. Era un sábado de 1867 en la ciudad de Franklin, Norteamérica, donde confluyen los ríos Alleghany y Oil Creek. El afluente del río Oil Creek que desemboca en el Alleghany aumentó grandemente de caudal, y se terminó desbordando, llevándose por delante el petróleo almacenado en barriles de todos los productores incipientes de ese momento clave de la historia económica (y, por ende, obviamente, política).
“¿Qué podían hacer? Intentarían subir los barriles de petróleo hasta la colina y buscar nuevos almacenes, o tratarían de levantar un dique de piedras y maderos contra la corriente.
Rockefeller consultó el reloj. Era la hora de ir a la iglesia. No olvidaba la solemnidad del día. (…)
Entonó con sus compañeros los cánticos religiosos (…). Junto al río luchaban trescientos hombres contra el agua que iba arrastrando un barril tras otro. (…) El Oil Creek destruyó todo lo que había sido almacenado en sus orillas. Sólo el almacén en el que el pío de Rockefeller había almacenado sus barriles, resistió el embate de las fuerzas desencadenadas de la Naturaleza. No perdió ni un solo barril” (Merten, 1962)
Brian Longstaff.-
Algunas Referencias:
El Dr. Medardo Ávila Vázquez, Domingo Cavallo, Fernando de la Rúa (argentinos) & John Davison Rockefeller, son personajes que existen o existieron, utilizados aquí para fundamentar un poco, la ficción. El resto son personajes de ficción basados en las vivencias de centenares de conocidos.
Hans Georg Merten, 1962, “Rockefeller. Un libro revelador sobre la estructura secreta de la sociedad americana”. Edición en español. Editorial Bruguera S.A., Barcelona, España, 1968.
Trabajo que analiza los sucesos ocurridos en la República Argentina durante el 19 y el 20 de diciembre de 2001 desde una perspectiva histórica. Link de descarga: http://imgbiblio.vaneduc.edu.ar/fulltext/files/TC120406.pdf
Agradecimientos:
Agradecer a mis patrocinadores, que me permiten lograr que todo esto siga sucediendo a lo largo del tiempo: Lucila Masera, María Carla Gallini, Leon Zaldivar Jarabo, Eduardo Wydler, Alexander Longstaff, Lihuel Peinetti, María Eugenia Varela, Pilar Pagés, María José Howard, Agustín Estala, Alison Longstaff, Sabrina Tellini, Gustavo Nervegna, Laura Pagani, John Kleuser, Matías Masera, Mariana Pagella y Carlos Ezequiel Benvenuto Manarin. También dar las gracias a ‘Bow & Tie Micro Roastery’ por su patrocinio.
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