Qué es real
“Do you hear the voice inside your head,
whispering to live your dreams instead.
Some people cling to what they know
but I woke up now it’s time to go”
“Escuchas la voz del interior de tu cabeza,
susurrando que vivas tus sueños.
Algunas personas se aferran a lo que saben
pero yo desperté ahora es tiempo de irme” – CUT COPY – “Take Me Over”
La semana pasada comencé (o comenzamos, juntos) a cuestionar lo real de nuestra realidad a través del primer principio chamánico hawaiano que nos devela que “el mundo es lo que creemos que es”. Pero, ¿hasta dónde podemos descreer lo que venimos creyendo arraigadamente desde hace años? Hablamos de algunas leyes para artistas devaluados y planes de escape, siendo las primeras unas recomendaciones motivacionales que ayudan a enaltecer nuestro autoestima en cuanto a lo que hacemos, creamos, inventamos, y los segundos, una diagramación de un futuro propio no necesariamente lejano e inalcanzable.
Pero un plan de escape no es nada si no creemos en él. Y para creer en él, tenemos que creer que NOSOTROS mismos podemos realmente llevar a cabo todo lo que queremos llevar a cabo. Pero, ¿qué nos está frenando? Si el mundo es lo que creemos que es, entonces hay tantas interpretaciones de lo que es el mundo como seres cognitivos hay en él. Entonces, ¿por qué existen culturas dominantes y trabajos alienantes y objetivos de vida tan pobres como comprar un auto, una casa, una pilcha, y perdurar así inalterable en el tiempo? ¿Cómo llegamos a que ese sea el común denominador de tantas almas errantes?
Lo que ocurre es, simple y rotundamente, que estamos dormidos, cegados, entumecidos y embriagados de Nada. Una conciencia dormida es lo mismo a una oveja blanca de rebaño, mansa e inofensiva, que sigue al resto… y en ese “seguir al resto” está el hechizo, porque así es como se van aglomerando y juntando y solidificando en el inconsciente colectivo, las formas generales de ver el mundo, que van conformando este gran sistema social en el que nos desenvolvemos.
Una cultura dominante, sólo puede dominar a la conciencia dormida, que no cuestiona sus sentires, sino que teme no ser aceptado en sociedad por ser diferente… Una paparruchada social marca cañón, ya que con sólo mirar a la Naturaleza, nos percatamos de cómo la Biodiversidad teje una red de relaciones de vida a través de todo el manto-biosférico que envuelve la Tierra.
“El mundo es lo que creemos que es…” Me lo repito todo el tiempo. Pues nosotros creemos en algunas estructuras que mantienen el castillo de cartas como cosa real. Sistemas arraigados a nosotros en diferentes planos de la vida: en lo social, lo económico, lo educativo, lo cultural, lo político, en toda la historia de la humanidad, y hasta en nuestras propias familias.
Creemos, sin ponerlo en duda, que tenemos que trabajar seis días a la semana por salarios que te mantienen ahí, calladito y sin poder adquisitivo para materializar el “pensar diferente”. Creemos, que tenemos que ser Alguien, a través de un laburo, un título o un par de logros. Creemos que hay que pagar por nuestros alimentos. Creemos más en el boletín de calificaciones de la escuela que en nuestros propios instintos maternos. Creemos tener que vivir a la sombra de nuestros padres en vez de considerarnos una hoja en blanco para comenzar a escribir nuestra propia historia. Seguimos creyendo que un país va para adelante a costas de hipotecar sus recursos naturales y humanos; y seguimos creyendo en un sistema político que supuestamente nos representa, cuando cualquier pueblo del Interior de nuestro país demuestra lo contrario.
Es como dice mi amigo Mauricio Tolosa, todos estos sistemas son maneras posibles de hacer las cosas, solo que todas esas maneras posibles están conformadas por seres humanos con sus propios complejos existenciales, y ahí se complica la cosa…
Al final, la realidad pareciera una gran mentira de la que formamos parte. Es una mentira la confianza excesiva que le depositamos al dinero; el negocio inmobiliario basado en la especulación financiera es una mentira; si un tercio de la comida mundial es desechada, entonces los “precios cuidados” también son una mentira; salir corriendo a comprar dólares también es una mentira. Todas las cosas que nos frenan de seguir nuestros sueños son una gran mentira, una ilusión que nos marea y nos hace perder el foco y ser sumisos…
¿Cómo hacemos, entonces, para pensar una nueva realidad? Tomemos como ejemplo a la HISTORIA. Y es sólo un ejemplo, como para arrancar a analizar una esfera de nuestra realidad. Pensemos en cómo tenemos la HISTORIA de la humanidad en nuestra cabeza… recordemos aquellos grandes librotes de “Santillana” que leíamos en la escuela: Colón, Feudalismo, Revolución Industrial… ¿y nada más?
Siempre amé el enojo poético con el que Eduardo Galeano le hace justicia a la Historia Latinoamericana con su pluma uruguaya. Así que grande fue mi alegría cuando encontré un ímpetu parecido pero más suelto y relajado (como ya habiendo trascendido el enojo y habiendo logrado transmutarlo en un sereno, pero poderoso, accionar pacifista) en el discurso del filósofo argentino Enrique Dussel, quien, tras escucharlo tan sólo unos minutos, te vuela la conciencia con una sola ráfaga de saber.
En su presentación de “Filosofía Política en América Latina Hoy”, desmenuza a la HISTORIA TODA para mostrarnos, sólo con la Verdad, que la visión de la historia de las culturas es hoy total y erradamente “Eurocéntrica”. Darle unos minutos a Dussel, quien cree que “existen tantas culturas como especies en el mundo”, es regalarle a nuestra conciencia un curso intensivo, duro, pero real y apasionante, de Historia Mundial, que nos permite empoderarnos de una nueva visión del mundo para así poder, como dice él, “empezar de nuevo”.
Ser consciente de esta nueva visión, o mejor, reclamar nosotros mismos hacernos conscientes de qué es la verdadera realidad para nosotros, es elegir correr el telón de toda esta fantochada y ver qué hay detrás de él. Al hacerlo, nos estampamos de lleno contra una pared: El mundo está como está porque queremos que esté así, al abalar todos estos sistemas, al utilizarlos y sacar provecho de ellos sin cuestionar siquiera si es la única forma de hacerlo.
NOS CONVERTIMOS ASÍ EN COMPLICES DEL SISTEMA. A menos que sintamos un impulso, esa sensación de indignación que te agarra quizás al estar leyendo esto, y salir y hacer algo al respecto para no dejar al impulso muerto ahí, sino que nos sentemos sobre él y nos lleve a donde sea que nos tiene que llevar en su alfombra mágica de moralidad. Lo que pasa es que por lo general, ese impulso de salir y ser alguien diferente, está frenado por la rutina, por todas las cosas que tenes que hacer… ((( ¿Realmente las tenés que hacer? )))
Un plan de escape te ayuda a salirte de esas cosas que crees que tenes que hacer… Porque si nos damos cuenta que nuestros sistemas de creencias estaban basados sobre mentiras, sobre meras obligaciones culturales que no tenemos por qué seguir si no nos da la gana, entonces se nos caen todas las mochilas y los “tengo que hacer”, para dar lugar a los “quiero hacer” tal o cual cosa.
Y…
(Escúchenme bien…)
ES TAN FÁCIL HACER LO QUE UNO QUIERE EN ESTA VIDA.
Lo único, único, que hace falta es confiar en nosotros mismos y tener el coraje moral de obrar en consecuencia.
Será hasta la semana que viene,
Brian Longstaff.-
Marcos Edwards Mar 02 , 2015 at 02:24 AM /
excelente boletín
Ploff Mar 03 , 2015 at 06:13 PM /
El Video de Youtube presenta, desconozco porqué, errores a veces para visualizarlo.
Se llama "Filosofía Política en América Latina Hoy" y pueden buscarlo por youtube.
Intentaremos solucionar la visualización del video.