Cambiar las reglas del juego
Quisiera hoy, no irme por las ramas, como –confieso- suelo hacer. Sino ir al grano, plantar una idea. Porque simplemente es algo casi intuitivo, y que claramente NO poseo los conocimientos económicos como para esbozar una solución, pero que, sin embargo, siento como correcto invitar a todo aquel que lea aquí y ahora esto; para que saquen sus propias conclusiones intuitivas. Mi primo Mark Edwards, más hermano que primo, me dijo hace un rato que una semilla posee más átomos que todas las estrellas del Universo. En ese sentido, con tirarles estas líneas puede bastar para comenzar a vivir un cambio de paradigma. Siempre: de adentro hacia afuera.
Hace unos días falté a mi trabajo para ir a una charla que ya no recuerdo bien el nombre, pero que era algo como “Nuevos modelos económicos y cambios de paradigmas. El ejemplo de Bolivia”. El título fue más fuerte que el lucro cesante -horrible término- y fui a parar a un salón vacío, con unas quince caras largas, cansadas, conservadoras, una hermosa pareja con su hija, que dio la causalidad de que eran bolivianos.
< < < Me voy por una sola rama por sólo un párrafo: me di cuenta que la palabra “causalidad” no estaba dentro del diccionario del editor de texto que uso para escribir. El corrector automático lo corrige y lo cambia por “casualidad”. Tuve que agregar la palabra “causalidad” al diccionario. Fíjense la grandeza de nuestros sistemas de creencias, que hacen que hasta un editor de texto reprima nuestro potencial, al priorizar el azar por sobre la mera energía del poder personal de cada uno > > >
Volviendo a la charla, el economicista comenzó hablando de progreso económico, usando como indicador de este “progreso” al Producto Bruto Interno, un índice con el cuál no me llevo muy bien, no le creo más, porque solo toma en cuenta los balances (ganancias y pérdidas) de todas las empresas que hay en el país (sin importar que esa empresa luego saque toda esa ganancia y la invierta en otro lado). Nosotros ya intentamos buscarle la objetividad al P.B.I. en un boletín de diciembre del 2013, donde decíamos que “se ha ignorado por mucho tiempo que la contaminación de los ecosistemas, y la sobreexplotación de la materia prima que le extirpamos a ellos no es más que una DESCAPITALIZACIÓN DEL PATRIMONIO NATURAL, que no es más que restarle valor al capital que tenemos para producir a través de un manejo irracional de los recursos” y que, por ende, el Producto Bruto Interno de un país no puede seguir siendo un medidor de “progreso” alguno, sino que seguir confiando en él es una receta para el desastre.
A medida que seguía la charla, el pizarrón quedó con un dibujo que era una cosa así (y disculpen mi falta total de escalas producto de dibujarlo en Paint así simple como me salió), y mírenlo con especial atención:
Este es un cuadro de cómo crece el P.B.I., es decir el “progreso” (¡comillas!) económico, a medida que pasa el tiempo… El crecimiento general de la economía es ascendente (lo cual en cierto sentido es cierto, porque tenemos una economía cada vez más gigante), y es representado por una línea recta hacia arriba, creciendo infinitamente…
Esto ya me sonaba raro, porque si tuviésemos que poner de manifiesto en ese gráfico la destrucción de nuestros ecosistemas, valorizándolo en carácter de calidad del medioambiente, tendríamos que agregar una triste recta descendente, que reflejaría la irrealidad de esa otra recta ascendente que supone “progreso”.
Pero seguí escuchando cómo explicaba que existían oscilaciones que significaban la existencia de ciclos largos de la economía, donde una época de contracción económica, era seguida de una época de expansión económica. Y resalto que lo que permite pasar de una época a otra es un cambio de paradigma económico y político que permite “nuevas formas” de hacer economía… y ahí tuve que interrumpir, por supuesto, muy educadamente, y expresarle lo que sentía desde, quizás, un espíritu un poco joven, sin experiencia e idealista.
Le dije que porqué debíamos seguir pensando en volver a subir por una nueva oscilación, a sabiendas de que íbamos a volver a caer… que por qué no aprendíamos de esas oscilaciones para darnos cuenta de que hay algo que estamos haciendo mal, porque esas oscilaciones no son otra cosa que demostrar que el ser humano es el único que tropieza una y mil veces con la misma piedra.
Por empezar, el gráfico está totalmente errado… porque vivimos en un Planeta cuyos recursos naturales son finitos, y en una economía basada en la extracción de recursos naturales, la economía no puede crecer infinitamente, porque en algún momento, el sistema natural colapsa, Gaia queda drenada… Pensemos que la única forma de que exista una recta ascendente en un gráfico como este es si el eje vertical (donde estaba el P.B.I.) incluyera una variable de análisis que no sea simplemente económica, sino que contenga también en su valor, cualidades ambientales, sociales, educacionales, altruistas, etc.
Para hablar de cambio de paradigma, creo yo, no basta con analizar oscilaciones para ver cómo volver a subir, sino que debemos cambiar las reglas del juego. Por ejemplo, ¿qué pasaría si la recta sobre la cual oscila el crecimiento económico fuese tornándose en una línea recta PARALELA al tiempo, y dejásemos de crecer infinitamente? Esto se los fundamentaría con dos teorías. Una es la Teoría del Decrecimiento, y la otra, un poco más mía y garabateada solamente en Paint, tiene que ver con buscar cierta frugalidad en la economía.
En el Capítulo 8 de “Concientización Ploff”, titulado “La Economía tiene miedo de no ser ignorante”, describí lo que para mí eran las “10 reflexiones básicas que tenemos que plantearnos como lo mínimo que debe saber un ciudadano para tener responsabilidad social”. La segunda de ellas decía: “el crecimiento exponencial de las ganancias dentro de una empresa es irreal para con el resto del planeta. Nunca podemos seguir y seguir y seguir vendiendo y vendiendo y produciendo más y más y ganar más y más porque, sencillamente, en algún momento la Tierra no nos va a dar más materiales con que construir, ni tierras para poder cultivar alimentos, ni aire puro para respirar… El crecimiento exponencial de las ganancias de una empresa, debe verse como un “momento”, una etapa en la vida de la empresa, algo parecido al concepto de “pegar el estirón” cuando estamos creciendo, y NO como una dirección infinita a seguir”. Y traté de resumirlo en el siguiente garabato:
Pero, ¿cómo hacemos para lograr cambiar todo esto?, ¿cómo hacemos para cambiar nuestra realidad? Debemos poder evolucionar socialmente, lo cual implica trascender a nuestros sistemas de creencias, que son los que nos mantienen atados a lo que creemos que es real en el mundo.
Miguel Ruiz, explica en “Los 4 Acuerdos Toltecas” (que pueden leer haciendo clic acá) que “utilizando nuestra atención aprendimos na realidad completa, un sueño completo. Aprendimos cómo comportarnos en sociedad: qué creer y qué no creer; qué es aceptable y qué no lo es; qué es bueno y qué es malo; qué es bello y qué es feo; qué es correcto y qué es incorrecto. Ya estaba todo allí; todo el conocimiento, todos los conceptos y todas las reglas sobre la manera de comportarse en el mundo.
(…) Llamo a este proceso “la domesticación de los seres humanos”.
(…) En el proceso de domesticación, perdimos todas nuestras tendencias naturales.”
Y ¿por qué creer en lo divino otra vez? ¿Por qué creer en nosotros mismos y que podemos cambiar toda la realidad económica y social de la noche a la mañana? ¿Por qué creer que no se puede cuando te salta ese sentimiento de que todo esto va más allá de tu alcance?
Sinceramente, solo puedo intentar despertar con un solo ejemplo. Real, escalofriante, indignante, pero real. El Voldemort Planetario del momento…
Y es que el único motivo por el cual la recta del primer dibujo sigue yendo para arriba, es porque ha habido cada vez MÁS acumulación de capitales en MENOS manos. Más centralización de la riqueza que fue permitiendo que existan cada vez inversiones más fuertes, inyecciones de dinero en el mercado por parte de centros cada vez más concentradores de capital, que permiten ir dando esos empujones imaginarios hacia arriba, sólo para volver a caer y -tras haber limpiado a algunos y haberlos dejado fuera del juego, mezclado la baraja y vuelto a tirar las cartas- volver a apostar por una movida financiera salvadora.
Por eso, para cambiar el paradigma mundial, hay que cambiar las reglas del juego, y valernos por nosotros mismos de nuestras necesidades básicas. Esto no es volverse primitivo, sino conciente de mi impacto, despierto.
Será hasta la semana que viene,
Brian Longstaff.
Celeste Segurado Mar 15 , 2015 at 11:22 PM /
Y el final de la charla: "…el litio (componente de las baterías) es el futuro. América Latina tiene un gran reservorio de litio, de hecho, los árabes (!!!) han estado estudiando las posibilidades…" A cuya respuesta mía fue: "Genial, reemplazamos el petróleo por el litio y seguimos haciendo lo mismo que siempre, encontrar una brecha, poner un remache y seguir adelante".
En poco tiempo el 1% de la población mundial manejará el 51% del PBI mundial mientras que el 49% del PBI mundial tendrá que repartirse en el 99% de la población restante (en porcentajes no dice mucho pero si lo pasamos a número es alarmante). Y digo alarmante no sólo por lo que a desigualdad social y política distributiva hace, sino porque eso significa que el 1% de la población tendrá el poder de manejar la economía globalizada en la que vivimos.
El economista decía "un nuevo paradigma económico" cuando en realidad se trata de un nuevo modelo (que como bien dijo Brian Longstaff, no rompe las reglas). El modelo de Bolivia es el que viene desarrollando la región basado en 3 pilares: soberanía político económica (independencia financiera de organismos internacionales de crédito); justicia social (redistribución del ingreso, lo cual significa una economía regulada por el Estado); cambio estructural (producción basada en tecnología e innovación). Me voy a detener en el segundo punto por un rato.
La justicia social: OJO, YO ESTOY A FAVOR DE LA REDISTRIBUCIÓN DEL INGRESO pero creo que se ha orientado a conveniencia del sistema. No se trata sólo de generar un mejor vivir y calidad de vida a los sectores más desfavorecidos sino que también de ampliar el nivel de consumo. Es decir, mientras más gente tenga mejor poder adquisitivo más consumo habrá por lo que el modelo de consumo masivo sigue en pie (la base del sistema capitalista). Si esto lo relacionamos con que el 1% maneja la economía mundial, me animo a decir que la justicia social (aplicada hoy en día) no es más que una ilusión. La desigualdad social crece y los ricos siguen decidiendo dónde inyectar dinero (invertir) a su conveniencia. Algunos me dirán que hay países que han podido hacer frente a esto pero la realidad es que se trata de un problema global. Por esto, se necesita de una solución global porque, además, a mayor consumo mayor demanda que requiere de mayor producción y mayor explotación de los recursos naturales. Y la ecología??? Otro problema global que no se soluciona con estrategias locales aisladas, ayudan pero no son suficientes.
El tercer punto no altera en nada las reglas de juego sino va acompañado de políticas medioambientales y de protección a los ecosistemas (cosa que no es la regla general).
El primer punto, la soberanía económica, fue la concesión que tuvo que hacer el sistema (lease, los grandes grupos capital-financieros) para salir de la última crisis que sufrió el mundo (quién no recuerda la imagen de los bancos cerrando, la gente en la puertas de los bancos pidiendo por sus ahorros y otros saliendo con las pertenencias de sus oficinas porque se habían quedado sin trabajo… y sin ahorros). Sin embargo, es el arma más fuerte que hoy se tiene para cambiar el juego. Sin países que se financien con organismos internacionales de créditos y/o grupos financieros privados el sistema financiero (la base más sólida del capitalismo a mi entender) se vería afectado. No es suficiente aún, faltan otras políticas y decisiones, porque muchos países en el mundo aún están atados a estas entidades de crédito, porque estos grupos no van a permitir que esta política se generalice y porque como manejan o manejarán en poco tiempo más de la mitad del PBI mundial son los que tienen el poder aún. Se podría decir que esta medida, es la única hasta ahora que logrará patear el tablero y repartir la fichas de nuevo pero que por sí sola no alcanza.
No tengo la solución a esto, a penas si puedo llegar a comprender una parte, pero considero que en la medida en que no cambiemos nuestra forma de pensar al mundo las reglas jamás serán cambiadas y creo que políticas de protección medioambientales son las que nos obligarán a pensar de otra forma. Ese indicador de medición que es el PBI será reemplazado por otro/s (ya hay estudios que miden el desarrollo de un país por medio de indicadores de desarrollo humano o por el índice del planeta feliz). Quiero creer que estamos en camino…