Buscándole objetividad al PBI.
El cálculo del Producto Bruto Interno (PBI) de un país, y otros índices generados por nuestra metodología de cálculo de indicadores macroeconómicos ha sido provechoso dentro de una primera instancia de la economía mundial, léase, desde el auge de la revolución industrial hacia fines de los años 60’s. Ese auge industrial se plasmó en la capacidad del ser humano de extraer –en principio– ilimitadamente los recursos naturales necesarios para la producción de bienes y servicios para la sociedad.
Con la cultura de los años 60´s, la conciencia colectiva humana (occidental) comienza a comprender que dicha extracción no es gratis e ilimitada, sino que existe en detrimento de la calidad de nuestro ambiente y a costas de la sobreexplotación que realizamos a partir de los servicios ambientales. Es por esto que, solo inicialmente, éstos índices han servido para medir la evolución económica del país en términos de (dicho sucintamente) “plata generada” por las actividades económicas de un país.
Pero luego de unos 200 años de esta metamorfosis capitalista que venimos vivenciando, se han generado de forma directamente proporcional al (supuesto) “crecimiento económico”, dos evidencias que demuestran que estos índices VALORIZAN DINERO y no un bienestar social real:
- Tenemos una extracción generalizada de recursos naturales en un aumento exponencial alarmante;
- Existe una mayor “tasa de desaparición” de la CLASE MEDIA, producto de una mayor “brecha” generada entre clases altas y medias.
Así, nos encontramos con países con un alto PBI, pero cuyos habitantes, en su mayoría, no tienen el dinero suficiente para comprar esos productos <ese bienestar> dejando de lado así al bienestar social de toda la sociedad fuera de la medición de los índices macroeconómicos (al problema de la medición del PBI, le sumamos entonces un problema distributivo de la riqueza).
Cabe preguntarse qué tan rápido caerá ese PBI cuando no haya bosques que nos den madera, ni mares que nos den peces, ni suelos que nos den vida. No valorizar la naturaleza es no valorizar nuestra vida en sociedad en este planeta. Si por el momento, logramos valorizar económicamente a los recursos naturales estaríamos al menos jugando al juego económico con las mismas reglas. Porque así, la naturaleza podría comenzar a computarse dentro del PBI.
Entonces, nuestro desafío está en encontrar métodos para complementar, en una mejor medición, al PBI. Existen aspectos comunes a tener en cuenta a la hora de incluir al medio ambiente y a la sociedad dentro del mundo económico:
1) CONTABILIZACIONES NEGATIVAS:
Todo detrimento de la calidad ambiental, como las acciones llevadas a cabo para remediarlas (o mejor, prevenirlas), debe ser contabilizado dentro de nuestros cálculos como “negativos”. Esto se debe a que son gastos que no hubiesen existido si no se hubiese alterado el correcto funcionamiento del ecosistema implicado.
2) AMPLIAR AL ESPECTRO LABORAL:
Se deben incluir dos espectros laborales de suma importancia dentro del cálculo de nuestros índices económicos:
- El trabajo de las Amas de Casa… ¿qué clase de “fuerza de trabajo” podría ofrecer el ser humano como “servicio remunerado” a las empresas, si la masa laboral no fuese alimentada, vestida, cuidada y educada primero?
- El trabado proactivo de varias ONGs y otras instituciones involucradas en trabajos abocados hacia la sustentabilización de la realidad humana; proyectos que no suelen ser emprendidos por el sector privado empresarial ni por el gobierno (QUIZÁS, PORQUE LA SUSTENTABILIDAD COMO CONCEPTO SOCIAL IMPLIQUE MENOS PODER, TANTO PARA LAS EMPRESAS COMO PARA LOS GOBIERNOS). Al incluir el trabajo de estas agrupaciones sin fines de lucro, estaríamos también dándoles mayor poder de decisión (en representación del pueblo) a ellas para enfrentar la toma de decisiones económicas que hayan que hacer.
De esta forma, la “brecha” social entre “tomadores de decisiones políticas y económicas” y los “marginalizados del sistema contable nacional” se vería reducida.
A manera esquemática:
3) PASAR LAS CONTABILIZACIONES NEGATIVAS EN EL CORTO PLAZO, A POSITIVAS EN EL LARGO PLAZO:
Se debe dejar de subvencionar el uso de combustibles fósiles, como así también dejar de sobreexplotar nuestros suelos solo porque el mercado mundial lo demande. Para ello, debe existir una fuerte relocalización del cobro de impuestos en el país.
En otras palabras, modificar el sistema impuestario (o tarifario), castigando económicamente a aquellas actividades que dañen, dañaron o dañarán al medio ambiente y destinar ese dinero recaudado a la investigación de formas alternativas de energía, dado el gran potencial eólico, solar, geotérmico y mareomotriz que posee nuestro país, a fin de lograr tener en el largo plazo una matriz energética limpia y renovable.
De esta forma, en un principio, el PBI descendería mucho al contabilizar los impuestos cobrados por descontaminar, remediar, conservar, prevenir al medio ambiente como algo negativo.
Sin embargo, con el correr de los años, ese dinero será REINVERTIDO en soluciones (y no meras “soluciones de final de cañería”, sino soluciones de corte sustentable) para el medio ambiente en simbiosis con las actividades humanas, pasándose a contabilizar como algo positivo dentro del PBI, al estar perpetuando el capital natural del que disponemos para vivir en sociedad.
4) GENERACIÓN DE MERCADOS PARA LA VALORACION DEL MEDIO AMBIENTE:
Tenemos que generar mercados para la valoración de los recursos naturales y los servicios ecosistémicos que aprovechamos dándolos por sentado… Generar mercados para la Naturaleza nos permitiría plasmar la valoración en un número y así materializar el COSTO REAL del medio ambiente en los productos que producimos.
Por supuesto, siempre queda sujeto a discusión el mero hecho de si podemos, realmente, valorizar al mundo natural, siendo que su trabajo de producción lleva unos cuantos millones de años…
Se ha ignorado por mucho tiempo que la contaminación de los ecosistemas, y la sobreexplotación de la materia prima que le extirpamos a ellos no es más que una DESCAPITALIZACIÓN DEL PATRIMONIO NATURAL, que no es más que restarle valor al capital que tenemos para producir a través de un manejo irracional de los recursos.
Si contaminando o sobreexplotando produciré (y venderé) menos en el futuro, entonces sólo un ignorante, o un empresario tratando de no espantar a sus accionistas, pueden creer que valorizar al medio ambiente carece de sentido. En palabras de Galeano: Si la naturaleza fuera banco, ya la habrían salvado.
Será hasta la semana siguiente,
Brian Longstaff.-
Bibliografía.
Eduardo Galeano. 2012. Los Hijos de los Días. Siglo Veintiuno Editores. Buenos Aires.
Fotos extraídas de www.blublu.org
Alexander Longstaff dic 01 , 2013 at 20:45 08Sun, 01 Dec 2013 20:45:05 +000005. /
Escelente artículo
Fede GC dic 03 , 2013 at 16:22 04Tue, 03 Dec 2013 16:22:13 +000013. /
Excelente!